࿐ ࿔*:･𝐔𝐍𝐊𝐍𝐎𝐖𝐍 | LA HISTORIA EN DONDE, A TRAVÉS DE los años, 𝐏𝐄𝐑𝐂𝐘 𝐉𝐀𝐂𝐊𝐒𝐎𝐍 descubrió que sería capaz de nadar por un lago de fuego, siempre que la recompensa sea volver a su hogar en ese par de ojos violeta.
• PERCY JACKSON X MALE...
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ALLYN NO PUDO RECORDAR CUÁNDO FUE LA ÚLTIMA VEZ QUE VIO A LUKE en una pesadilla. Tal vez pasaron meses desde la última vez, pero sí podía adivinar que era Luke burlándose de él y de su elección, queja tras queja por no haber ido con él y su ejército oscuro. Esa pesadilla, sin embargo, fue completamente distinta, porque allí también se encontraban Annabeth y Artemisa, no solo Luke.
Soñar con temas relacionados a las misiones era cosa de Percy, no suya. Allyn creyó que ese sería otro sueño normal, hasta que pasó de ver una hermosa casa cerca de la playa en Montauk a ver una cueva oscura y tétrica.
Primero vio a Annabeth. Su amiga luchaba para sostener algo sobre ella, una especie de piedra enorme que hizo temblar sus piernas por el peso. Tenía el rostro bañado en sudor y su mirada le indicó a Allyn que en cualquier momento podría ceder ante el peso y dejar que esa cosa enorme la aplastara.
Entonces una voz retumbó en la oscuridad.
—¿Cómo sigue nuestra invitada?
No era Cronos.
Allyn escuchó la voz de Cronos una sola vez, cuando se encontraban en el inframundo, un año atrás. Fue terrible, esa sola voz logró hacerle sentir un terror infinito. Todo su cuerpo respondió a Cronos como una advertencia, como algo que podía llegar a adentrarse en él y envenenarlo lentamente, tal y como envenenó a Luke.
Esa voz, a pesar de ser intimidante y fuerte, no se comparó con la de Cronos.
Luke emergió de la oscuridad de la cueva, caminó hacia Annabeth y se arrodilló junto a ella.
—No va a soportar mucho más tiempo —le advirtió al hombre—. Debemos darnos prisa.
La persona a la que Luke le habló se acercó un poco a la luz. Allyn no logró distinguirlo del todo, solo una mano grande y pesada que se enroscó alrededor del brazo de Artemisa y arrastró a la diosa hasta que quedó frente a Annabeth. Artemisa era un desastre, alguien jaló de su cabello con la fuerza suficiente para soltar su trenza, su vestido era una desgracia de retazos de tela, sangre y tierra. El icor, la sangre de los dioses, de un color dorado brillante, se deslizó por su nariz y por cada uno de los cortes en su cuerpo.
—Escuchaste al chico —gruñó el hombre—. Ella no soportará por mucho más tiempo, ¿cuál será tu decisión, Artemisa?
La ira en la mirada de Artemisa se transformó en dolor y pena cuando se encontró con la de Annabeth.
—¡Bastardos! —escupió la diosa—. ¿Cómo se atreven a tratar a una doncella de esta forma?
—Ella morirá pronto —sonrió Luke—, si tu no la ayudas.
Annabeth soltó un quejido ahogado.
Allyn se hundió en la miseria de no poder hacer nada para ayudar a su mejor amiga. De repente, la visión de Annabeth fue más y más difícil de soportar. Pasó de verla como una audaz y fuerte guerrera de casi dieciocho años a verla como la pequeña Annabeth que conoció, con solo siete años. Parpadeó horrorizado y se tranquilizó un poco al notar que ese cambio era producto de su mente.
