CAPÍTULO 6

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UNA SOSPECHA MÁS

ENTRE LAS PREOCUPACIONES DE PERCY, UNA DE LAS QUE MÁS destacaba era el haber soñado —otra vez— con Grover la noche antes de la carrera

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ENTRE LAS PREOCUPACIONES DE PERCY, UNA DE LAS QUE MÁS destacaba era el haber soñado —otra vez— con Grover la noche antes de la carrera. Tyson roncaba cómodamente en la cama de al lado, una que apareció tan pronto como Tyson fue reclamado por Poseidón, y esos sonidos no eran la mejor melodía de fondo para que uno se quedara dormido. Tardó en dormirse, pero no solo por los ronquidos, sino porque la mirada violeta de Allyn Phoenix lo atormentaba incluso sin que el chico estuviese presente.

¿Llegaría a dejar de pensar en él en algún momento? Percy no lo creía posible, de hecho, cayó dormido con el presentimiento de que volvería a verlo en sus sueños, más no fue así. El protagonista de sus sueños fue el mismísimo Grover. Ahora, soñar con Grover no era algo extraño, pero verlo con un vestido de novia sí que lo fue.

A pesar de la altura de Grover, el vestido no se veía del todo bien en él; el largo cubría sus patas de sátiro, el dobladillo estaba lleno de barro y tuvo que sostenerse el pronunciado escote con cinta adhesiva. Como si eso no fuese suficiente, un velo decorado con flores caía sobre su rostro aterrorizado.

Percy le dio un breve vistazo al lugar, se fijó en la cueva húmeda y oscura que a duras penas era iluminada por algunas antorchas. En una esquina había una cama diminuta, mientras que en la otra se encontraba un telar con un trozo de tela blanco a medio tejer. Confundido, Percy regresó su mirada a Grover, quien lo observaba aliviado, como quien se encuentra con su programa favorito de televisión.

—¡Percy, eres tú! —lloriqueó feliz—. ¡Gracias a los dioses! ¡Finalmente alguien me contesta!

—¿De qué hablas? ¿Realmente eres Grover?

Grover asintió con lágrimas en los ojos.

—¡Sí, soy yo! —bramó—. Traté de comunicarme con los demás, pero sus mentes han sido atrofiadas por las apariciones constantes de Luke en sus pesadillas. ¿Me escuchas bien? No tengo suficientes fuerzas para proyectarme mejor.

Percy asintió.

—Descuida, puedo verte y oírte.

Junto a Grover había también una enorme piedra del tamaño de un frigorifico que parecía cubrir la entrada a una cueva mucho más grande. Una voz grave y lenta resonó desde ese mismo lugar, haciendo que Percy se removiera con incomodidad.

Esa voz solo podía pertenecer a un monstruo.

—¡Preciosura! ¿Estás lista?

Grover tembló.

—¡Todavía no, tesorito! —canturreó Grover. Su expresión de asco y el tono agudo que imitaba la voz de una mujer solo confundieron más a Percy—. ¡Necesitaré algunos días más, tal vez semanas!

La monstruosa voz replicó.

—¡Pero ya pasaron semanas!

—¡No es así, amorcito! —aseguró Grover entre tartamudeos—. ¡Solo han pasado algunos días!

UNKNOWN, ━ PERCY JACKSON.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora