࿐ ࿔*:･𝐔𝐍𝐊𝐍𝐎𝐖𝐍 | LA HISTORIA EN DONDE, A TRAVÉS DE los años, 𝐏𝐄𝐑𝐂𝐘 𝐉𝐀𝐂𝐊𝐒𝐎𝐍 descubrió que sería capaz de nadar por un lago de fuego, siempre que la recompensa sea volver a su hogar en ese par de ojos violeta.
• PERCY JACKSON X MALE...
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ARRIESGAR SU VIDA PARA SALVAR A SU HERMANO LE PARECÍA UNA FORMA honorable de morir. No obstante, Allyn no tenía planeado morir, no en manos de Polifemo y su horrible traje de novio que parecía haber sido combinado por un diseñador con daltonismo. Se retorció en su agarre, Polifemo creyó que sería buena idea sacudirlo para que dejara de moverse, como si se tratara de un pez. Allyn cerró los ojos con fuerza y maldijo, aunque ninguna preparación pudo prevenir el golpe que Polifemo le dio contra una de las rocas.
Un leve mareo lo aturdió, junto al tibio rastro de sangre que caía por su frente.
—¡Te atrapé! —gritó Polifemo—. ¡Atrapé a Nadie!
Allyn no alcanzó a quejarse, Polifemo seguía moviendolo como a pez de feria y las náuseas se fueron incrementando poco a poco. Divisó dos pequeños puntos correr hacia ellos en la distancia, tuvo que entrecerrar los ojos y apartar las ganas de irse en vómito para distinguir a Clarisse y Percy, ambos con expresiones asesinas y sus armas en las manos.
—¡Tú, bastardo asqueroso! —gritó Percy—. ¡Dejalo en paz!
—¿Eh, otro enano? —Polifemo se echó a reír—. Hoy cenaré ensalada de semidioses. Tú —dijo, señalando a Percy—, ¿por qué crees que te haría caso? Finalmente he capturado a mi enemigo.
—¡Tu enemigo está aquí! —Percy se señaló con la espada.
Polifemo le dio una rápida mirada a Allyn, luego a Percy. A pesar de su mala visión, Polifemo fue capaz de notar las claras diferencias. Entre ambos, Percy tenía más oportunidades de parecerse al héroe Ulises, su rostro duro y atractivo se semejaba más a los rasgos griegos de los héroes en las historias. Allyn no se avergonzaba de su apariencia, no después de aprender lo mucho que se parecía a su madre, pero seguía sin saber qué era realmente. No parecía un héroe griego, su mandíbula no era tan afilada como la de Percy y no escuchó de ningún héroe en el pasado que tuviese el cabello blanco. Percy tenía la riqueza del oro en sus rizos rubios, igual que Aquiles.
—Es cierto —gruñó Polifemo—. Tu no eres Nadie.
Allyn rodó los ojos.
—¡Sorpresa!
—¿Te diste cuenta? Me sorprende —se burló Percy—. Con ese cerebro tan pequeño y ese ojo tan feo, creí que tardarías un poco más. ¡Ahora ven! —bramó—. Quiero sacarte el ojo otra vez.
El plan de Percy funcionó, pero hubo un fallo.
Polifemo lo dejó en paz para perseguir a Percy, sí. Sin embargo, su idea de «dejarlo en paz» fue dejarlo caer desde esa altura hasta el suelo. Faltaban todavía pocos metros para que colisionara contra el suelo cuando un nido de plantas lo sujetaron delicadamente. Cástor le sonreía desde las rocas, había encontrado la forma de utilizar las enredaderas para sujetarlo. El agarre de las plantas lo ayudó a disipar un poco las náuseas, era el mismo olor que llegaba a su cabaña en el campamento desde los campos de fresa.
