CAPÍTULO 9

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PROBLEMAS QUE CRECEN Y DESAPARECEN

PERCY ERA UN TONTO, EL MÁS GRANDE DE LOS TONTOS EN HABER EXISTIDO

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PERCY ERA UN TONTO, EL MÁS GRANDE DE LOS TONTOS EN HABER EXISTIDO. El rostro sorprendido y herido de Allyn lo persiguieron en cada uno de sus movimientos durante la noche de ese día y la mañana del día siguiente. La peor parte fue percatarse de que esa mirada herida no se debía sólo a su rechazo, sino a todo lo que sucedió con el vampiro. Percy asumió la culpa de todo. Si él se hubiese mantenido cerca de Allyn en el casino, nada de eso habría ocurrido.

Pero tuvo que ser un tonto orgulloso y alejarse de él para «protegerlo».

Todo dentro de él, esas molestas vocecillas, gritaban para que fuera detrás de Allyn cuando lo vio salir de su cabaña después de recibir las noticias sobre su madre. El clima estaba helado y, por mucho que Allyn adore el invierno, eso era demasiado. Quiso ir detrás de él y cubrir sus hombros con un suéter más abrigador, sujetar sus manos para calentarlas sin necesidad de esos guantes y asegurarle, de todas las formas necesarias, que nada de eso había sido su culpa.

Pero no lo hizo.

Se fue a su cabaña con la cabeza a punto de estallarle, pateó el escritorio lejos de él y se lanzó sobre la cama, deseando que esos mullidos cojines que Allyn dejó allí pudiesen asfixiarlo. Estar en su propia cabaña fue un recordatorio más de Allyn, era suya, era de Poseidón, pero el aroma que estaba allí era el de un dulce vino y galletas recién horneadas. Allyn hizo ese lugar tan suyo, marcó las paredes con su aroma, en cada cuadro, en cada pequeño adorno sobre el escritorio.

En cada uno de los cojines que Percy utilizó para enterrar su rostro y gritar.

¿De qué otra forma debía actuar? La persona que adora, su pareja, se encontraba herida por su culpa. Su orgullo y su intento erróneo de protegerlo en el pasado encadenaron a Allyn a un ente mítico y poderoso que era conocido por seguir a sus víctimas hasta llevarlas a la locura. Nadie pudo borrar la marca, Malcolm seguía sin tener noticias sobre la poción que podría ayudarlos y, con la reaparición de Vryk, las esperanzas de borrarla eran cada vez menos.

Percy se preparó para pasar lo que restaba de esa tarde en la soledad de su cabaña para idear un plan que le permitiera asistir a la misión. Tal vez estaba enfadado consigo mismo y no quería acercarse a Allyn para no volver a lastimarlo, pero no había forma en la que él dejara que su novio se fuera sin él.

La idea de planear algo quedó pospuesta cuando Percy escuchó su puerta abriéndose.

—Clarisse, no estoy de humor —gruñó.

Clarisse jaló de sus pies, ignoró los quejidos de Percy y continuó hasta que Percy se dio la vuelta para observarla.

—¿Qué demonios quieres?

—Hablar.

—Ya te lo dije, no estoy de humor.

—No me importa —respondió Clarisse—. Sabes que lo necesitas.

UNKNOWN, ━ PERCY JACKSON.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora