࿐ ࿔*:･𝐔𝐍𝐊𝐍𝐎𝐖𝐍 | LA HISTORIA EN DONDE, A TRAVÉS DE los años, 𝐏𝐄𝐑𝐂𝐘 𝐉𝐀𝐂𝐊𝐒𝐎𝐍 descubrió que sería capaz de nadar por un lago de fuego, siempre que la recompensa sea volver a su hogar en ese par de ojos violeta.
• PERCY JACKSON X MALE...
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DURANTE LA PRIMERA Y ÚNICA NOCHE QUE ESTUVIERON EN EL VENGANZA de la Reina Ana, Percy no soñó con Grover, sino con una chica que jamás había visto antes. Era alta, casi tan alta como Percy y aparentemente de su misma edad, tenía la ropa que le causaría envidia a los punks de su ciudad, con el cabello corto y negro volando en todas las direcciones. Su expresión daba algo de miedo, la sabiduría y rabia en su mirada fueron algo con lo que Percy se sintió conectado.
La chica no pareció fijarse en su presencia, sólo allí Percy se percató de que estaban en una especie de cueva oscura, casi tan estrecha como el tronco de un árbol grande. Ella se movía incómoda, estaba pálida y nerviosa. Cuando abrió los ojos, Percy se encontró con un azul tormentoso tan brillante como los relámpagos que impactaron contra el suelo después.
Esos mismos relámpagos lo despertaron.
—¡Percy!
Allyn se encontraba a su lado, sus manos completamente aferradas al pecho de Percy.
—¿Qué sucedió? —preguntó jadeante.
Allyn frunció el ceño.
—No podía despertarte —dijo—. ¿Tuviste otra pesadilla?
—No —murmuró—. No estoy seguro, fue extraño. ¿Qué sucedió con los relámpagos?
Allyn ladeó la cabeza.
—¿Relámpagos? Percy, la noche estuvo completamente despejada.
Percy saltó en su lugar tras escuchar la estruendosa carcajada de Clarisse. Aún seguía en el comedor, pero ya habían arreglado algunas de las mesas y se encontraban desayunando entre risas y susurros.
—¿Relámpagos? —Clarisse soltó otra carcajada—. Creo que se refiere a Cástor.
—¡No fui yo, mierda! —Por el tono de Cástor, Percy dedujo que llevaban un rato ya fastidiándolo—. ¡El que lo dice, lo hizo!
Percy gruñó.
—¿De qué hablan?
Allyn arrugó la nariz ante el recuerdo.
—Tal parece que a alguien le cayeron mal los frijoles que comimos ayer en la cena —dijo.
—¡Y creen que fui yo! —exclamó Cástor—. Les recuerdo que Will ha estado sospechosamente silencioso.
Will soltó una risa burlona.
—Lo siento, esos olores fueron un trauma muy grande para mi —contestó—. Tengo miedo de abrir la boca.
Una vez que las burlas hacia Cástor y su problema de gases se calmaran un poco, Percy se levantó, lavó su rostro en el baño y se sentó a desayunar con ellos. El «desayuno» fue más una corta merienda, las provisiones estaban por los suelos y para llenar sus estómagos tuvieron que repartirse unos paquetes de galletas saladas rellenas de pasta de queso y una bolsa tamaño familiar de skittles que bajaron con la última lata de soda.
