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CAPITULO 1:

El aeropuerto de Madrid estaba más abarrotado de lo que esperaba. Personas iban y venían, arrastrando maletas con prisa, mientras que yo, cansada de esperar, revisaba el reloj por enésima vez. El vuelo a Corea se había retrasado una hora, y no podía evitar sentir una mezcla de nervios y emoción. Pronto estaría volviendo a casa, pero esta vez no era solo una visita, iba a estudiar en la Universidad Seouldae, uno de los lugares más prestigiosos del país. Un sueño que había estado persiguiendo durante años, pero que ahora se sentía más real que nunca.

Busqué un lugar para sentarme, y finalmente encontré una pequeña cafetería en la esquina del terminal. Me compré un café, más por mantenerme ocupada que por necesidad. Mientras tomaba un sorbo, observé a la gente a mi alrededor, imaginando sus historias, sus destinos.

Fue entonces cuando la vi por primera vez. Una chica de cabello rubio y liso, vestida con una chaqueta de cuero y botas que parecían gastadas por el uso, se acercó al mostrador para pedir algo. La forma en que se movía, con confianza y cierta rebeldía, me hizo pensar que tal vez ella también era una apasionada de la velocidad. Algo en su actitud me resultaba familiar, como si compartiéramos una afinidad por los motores y la adrenalina.

Me giré cuando sentí una presencia a mi lado. Otra chica, de cabello moreno y liso, con una bolsa de deporte colgando de su hombro, se sentó en la mesa frente a mí. Tenía un aire elegante, como alguien acostumbrada a la disciplina. Ella, sin duda, tenía la mirada de una competidora nata. ¿nadadora, quizás? Me sorprendí a mí misma tras adivinarlo, su bolsa de deporte, escribía en una etiqueta el nombre Youngsoon con una hermosa caligrafía. Nunca había sido buena para socializar, pero algo en el ambiente de aquel día me hacía sentir diferente. La morena en cambio se sentó a mi lado, bueno en la mesa de mi derecha con un frapuccino.

-¿También vas a Corea?-Me escuché decir, sin haberlo planeado realmente.

Ella levantó la vista y sonrió, con una expresión de curiosidad.

-Sí. Universidad Seouldae, ¿y tú?

Asentí.

-Lo mismo. Me llamo Eunmin, por cierto.

-Youngsoon-Su apretón de manos fue firme, casi como un desafío. Me cayó bien al instante.

Antes de que pudiera continuar la conversación, la chica de la chaqueta de cuero se nos acercó con su café en la mano.

-Lo siento, pero no pude evitar escuchar. ¿Dijiste que vas a Seouldae?-Preguntó, inclinándose ligeramente hacia nosotras.

-Sí. Soy Eunmin, y ella es Youngsoon-Repetí, más para mantenerme organizada que por cortesía.

-Soy Soojin-Respondió, sentándose sin pedir permiso, como si ya supiera que iba a encajar-También voy a Seouldae. Parece que este retraso nos está reuniendo a todas.

Justo en ese momento, otra chica se acercó a nuestra mesa. Llevaba unos auriculares colgando del cuello, y tenía una expresión amable y curiosa.

-Perdón, ¿acaban de decir Seouldae?-Su acento era inconfundible, claramente coreana.

-Sí, parece que estamos todas en el mismo vuelo-dijo Soojin, sonriendo como si fuera una broma del destino.

-Soy Seoyun-La chica se presentó, inclinándose ligeramente.

-Soojin, ellas son Youngsoon y Eunmin-respondimos casi al unísono. Reímos suavemente, la tensión inicial iba  desapareciendo a medida que más chicas se unían a nuestra pequeña reunión.

Una a una, fueron llegando. Jihyun, con aura de confianza cayendo por su espalda, como si estuviera siempre lista para una competencia, aunque fuera a través de un animal. Nia, que parecía reservada pero con un aura creativa, alguien que apreciaba los detalles. Munhee, la chica con un porte de modelo, que sin duda había captado la atención de más de uno en el aeropuerto. Killy, con una gracia que solo alguien con años de ballet podía poseer. Y finalmente, Sujin, con una tranquilidad que contrastaba con la energía del lugar, alguien que claramente prefería la compañía de los animales al bullicio humano.

WOULD YOU KISS MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora