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Killy llegó al estudio de ballet a las seis de la tarde, puntual como siempre, con su uniforme impecable de ballet: un leotardo negro de tirantes finos y una falda corta y vaporosa que le llegaba a la mitad del muslo. Su cabello, recogido en un moño alto, brillaba bajo la luz cálida del atardecer que entraba por las ventanas del estudio. El aire olía a madera y resina, el aroma que siempre la reconfortaba cuando pisaba el suelo de las salas de ensayo.

Sin embargo, aquel día todo se sentía diferente. 

Apenas puso un pie dentro del estudio, Killy notó los murmullos a su alrededor. Las otras bailarinas hablaban entre sí, pero algo en su tono y en las miradas furtivas hacia ella la hizo sentir incómoda. 

En cuestión de segundos, identificó la fuente de esos cuchicheos: Lena.

La chica que había visto junto a Nicholas en la parada de autobús, la misma que había aparecido en su clase ese día, también estaba allí. Lena, con su cabello rubio perfectamente recogido en una trenza, estaba parada en el centro del grupo de bailarinas, todas ellas riendo y asintiendo ante lo que decía. Killy sintió una punzada en el estómago. 

¿Qué hacía allí? Y más importante aún, ¿por qué estaba hablando con las otras chicas sobre ella?

Lena sonrió con malicia cuando vio a Killy entrar en el estudio.

-¡Ah, miren! Si no es nuestra querida "estrella en decadencia"-dijo Lena, exagerando el tono de burla en su voz mientras algunas de las chicas reían a su alrededor.

Killy frunció el ceño, sin saber a qué se refería. Caminó hacia el espejo para dejar su bolso y prepararse, pero las palabras de Lena la alcanzaron como dagas afiladas.

-¿Ya se enteraron?-Lena continuó con una sonrisa venenosa en el rostro-Parece que la pequeña Killy ha sido degradada. El papel principal del "Lago de los cisnes" ya no es suyo.

El estómago de Killy cayó al suelo. No podía ser cierto.

-¿Qué estás diciendo?-preguntó, tratando de mantener la calma, aunque la inseguridad empezaba a filtrarse en su voz.

-Oh, ¿no lo sabes?-Lena se acercó, disfrutando cada segundo-El director me dio el papel principal. Dijo que yo tengo la gracia y la técnica que necesita para el rol. Supongo que eso te deja en un papel secundario... bailando en el fondo.

El mundo de Killy pareció tambalearse bajo sus pies. Todo el trabajo, los meses de preparación para interpretar a Odette, el esfuerzo... ¿todo eso para que Lena se lo quitara de las manos? Quiso replicar, defenderse, pero no encontró las palabras. Su garganta se cerró, sintiendo la presión de las lágrimas amenazando con salir.

Y por si eso no fuera suficiente, Lena no se detuvo allí. Continuó hablando con una voz teatral y falsa preocupación, asegurándose de que todas las chicas la escucharan.

-Es una lástima, la verdad. He escuchado tantas cosas sobre Killy. Cosas que, bueno, me hacen cuestionar su reputación. Dicen que en el instituto solía hacer de las suyas...-Lena bajó la voz, como si estuviera compartiendo un oscuro secreto-¿Verdad que sí, chicas?

El grupo de bailarinas estalló en carcajadas, y Killy sintió que su corazón se rompía en mil pedazos. 

¿De dónde sacaba Lena todas esas mentiras? ¿Y por qué parecía que todas las demás le creían? Las risas y las burlas resonaban en su cabeza, haciéndola sentir pequeña, indefensa. Sentía como si el aire del estudio se hubiera vuelto irrespirable.

No podía más. Sin pensarlo, Killy salió corriendo del estudio, con las lágrimas escapando de sus ojos. No le importaba si alguien la veía; no podía soportar ni un segundo más en ese lugar. Se sentía traicionada, humillada y completamente perdida. De alguna manera, Lena había logrado arrebatárselo todo: su papel, su seguridad, y ahora, su dignidad.

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⏰ Última actualización: Oct 03 ⏰

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