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La noche comenzaba a caer suavemente sobre el campus, un manto de estrellas tímidas que apenas comenzaban a asomarse en el cielo profundo saludaban a los estudiantes que aún seguían despiertos. 

El aire estaba fresco, y el zumbido constante de los estudiantes llenaba el ambiente de una energía tranquila pero vibrante. 

Los alumnos de segundo y tercer año se reunían en la explanada de la escuela, esperando el inicio de las actividades nocturnas. Eunmin, envuelta en una ligera sudadera, caminaba con paso decidido entre ellos, distribuyendo mantas para asegurarse de que todos estuvieran cómodos.

Con una bolsa colgada del hombro y un par de mantas en las manos, su expresión, sin embargo, no reflejaba el entusiasmo general. Parecía distraída, como si cada movimiento estuviera siendo realizado de forma automática, mientras su mente vagaba en algún lugar lejano.

 Sus ojos oscuros, normalmente brillantes y llenos de determinación, estaban apagados, mostrando el cansancio emocional que llevaba cargando desde hace días.

-Oye, Eunmin-la voz de Maki llegó desde detrás de ella, su tono era suave pero cargado de preocupación. 

Estaba terminando de ayudar a un grupo de estudiantes a instalarse cuando notó la tensión evidente en el rostro de Eunmin

-Pareces estar en otro mundo, ¿todo bien?

Eunmin detuvo su paso un momento, sus dedos apretando la tela suave de una manta entre sus manos. No quería preocupar a nadie, pero su mente había estado enredada con pensamientos sobre Jay desde el último encuentro. Sabía que algo iba mal, pero no tenía idea de cómo manejarlo, cómo ayudarlo. 

Justo cuando estaba a punto de responder, Nicholas se unió a la conversación, levantando una ceja al notar el ambiente tenso.

-¿Qué pasa, te has comido un limón o algo?-bromeó Nicholas, dándole un empujón suave en el hombro.

-Vamos, Eunmin, tienes esa cara como si estuvieras a punto de estallar en lágrimas o algo peor.

Eunmin suspiró, dejando caer las mantas sobre una de las mesas cercanas. Sabía que no podía seguir ocultando lo que le preocupaba. 

El nudo en su garganta había crecido durante días, y se estaba volviendo insoportable.

-Es Jay-comenzó finalmente, su voz más baja de lo habitual

-No sé qué hacer con él. Está pasando por algo, pero no me lo dice. Apareció en casa después de lo que pasó con esos tipos y desde entonces ha estado distante... roto, incluso. Me duele verlo así, pero no sé cómo ayudarlo. Me siento inútil.

Maki frunció el ceño, cruzando los brazos mientras la escuchaba. Su figura alta y atlética proyectaba una sombra larga bajo la luz tenue de las lámparas del campus. Asentía lentamente, entendiendo la preocupación de Eunmin. 

Mientras tanto, Nicholas, siempre el primero en tratar de aligerar la atmósfera, dejó escapar una risita antes de intervenir.

-Bueno, para empezar, siempre puedes pegarle una bofetada y decirle que deje de hacer tonterías,es lo que hago con Taki o con Taesan cuando tienen un mal de amores-bromeó Nicholas, aunque suavizó su tono cuando vio la mirada seria de Eunmin-Pero hablando en serio, a veces los chicos como Jay solo necesitan su espacio, y eso no significa que no aprecie que estés ahí para él. Simplemente... le cuesta expresarse.

-Además-intervino Maki, con su voz grave pero tranquila-no puedes cargar con la responsabilidad de todo. Si él no está listo para abrirse, lo mejor que puedes hacer es estar presente cuando lo necesite, sin presionar. A veces, estar ahí en silencio es suficiente. Pero si te sientes sobrecargada, también tienes derecho a protegerte emocionalmente.

WOULD YOU KISS MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora