1: El Encuentro

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Yoko Apasra, una joven de 23 años con una voz cautivadora y un ingenio agudo, se había convertido en una de las podcasters más escuchadas en Bangkok. Su programa, "Voces de Bangkok", no solo abordaba temas de actualidad, sino que también profundizaba en las historias personales de figuras públicas. Su audiencia había crecido exponencialmente, y su nombre ya era bien conocido en los círculos de medios.

Por otro lado, Faye Peraya, una tenista profesional de 30 años, dominaba las canchas de tenis internacionales. Su talento era innegable, pero era su fuerte determinación y su personalidad enigmática lo que capturaba la atención del público. Era conocida por ser reservada, rara vez concedía entrevistas, lo que hacía que su aparición en cualquier medio fuera un acontecimiento.

Un día, Yoko decidió que quería a Faye en su programa. Sabía que no sería fácil conseguir una entrevista con la deportista, pero estaba decidida. Después de semanas de gestiones, llamadas y correos electrónicos, el equipo de Faye finalmente aceptó la invitación.

La entrevista se llevaría a cabo en el estudio de Yoko, un lugar acogedor y moderno, con luces suaves y una decoración minimalista que creaba una atmósfera íntima. Cuando Faye llegó al estudio, su presencia llenó la habitación. Alta, con una postura firme y una expresión tranquila, emanaba confianza. Yoko, con su característica sonrisa y su voz suave, la recibió calurosamente.

—Gracias por aceptar la invitación, Faye —dijo Yoko, mientras ambas tomaban asiento frente a los micrófonos.

Faye asintió con una leve sonrisa, observando atentamente a Yoko, curiosa por descubrir qué había detrás de aquella voz que había escuchado en algunos episodios.

—He oído mucho sobre tu podcast, Yoko. Me alegra estar aquí —respondió Faye, con una voz calmada pero firme.

La entrevista comenzó de manera fluida, Yoko hábilmente guiaba la conversación desde los logros deportivos de Faye hasta aspectos más personales. A medida que la charla avanzaba, algo cambió en la dinámica. La frialdad habitual de Faye parecía desvanecerse, dejando entrever un lado más humano y vulnerable de la atleta.

Yoko, con su empatía natural, supo cómo manejar ese momento, permitiendo que Faye se sintiera cómoda y segura para compartir aspectos de su vida que nunca antes había revelado en público. La conexión entre ellas era palpable, y al finalizar la entrevista, ambas sabían que algo especial había sucedido.

Cuando se despidieron, Faye le estrechó la mano a Yoko, pero sus ojos se mantuvieron fijos en los de ella un segundo más de lo normal. Yoko sintió un escalofrío recorrer su espalda, mientras una sensación de anticipación la invadía.

—Gracias por esto, Yoko. Ha sido... diferente —dijo Faye, sonriendo de manera genuina antes de salir del estudio.

Yoko se quedó mirando la puerta cerrarse, con una mezcla de curiosidad y algo más que no lograba definir. Sabía que esa no sería la última vez que sus caminos se cruzarían.



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