72: Llamada de Alerta

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Había pasado una semana desde que Yoko había decidido quedarse en casa de sus padres. Aunque el ambiente familiar le proporcionaba algo de consuelo, el vacío dejado por Faye seguía latente en su corazón. Sus padres, aunque al principio no entendían por completo la situación, ya estaban al tanto de lo que había ocurrido entre ambas. La tensión era palpable, y aunque Yoko intentaba sonreír y seguir con su vida, todos en la casa sabían que su mente estaba constantemente con Faye.

Por otro lado, Faye había caído en una espiral de autodestrucción. Encerrada en su departamento, había estado evitando a todos, incluso a su propio equipo. Botellas vacías de alcohol y colillas de cigarrillos se acumulaban alrededor de ella, un claro reflejo de la desesperación que sentía. No había llamado a Yoko, ni intentado hablar con ella; simplemente, no sabía cómo enfrentar la realidad.

Finalmente, el equipo de Faye, alarmado por la falta de comunicación y el retraso en sus compromisos profesionales, decidió visitarla en su departamento. Al llegar, golpearon la puerta varias veces, pero no obtuvieron respuesta. Sabían que Faye estaba en casa, así que insistieron hasta que la puerta se abrió lentamente.

Lo que encontraron al entrar los dejó en shock. Faye, quien siempre había sido una mujer fuerte y disciplinada, estaba sentada en el suelo, rodeada de botellas vacías y colillas de cigarro. Sus ojos estaban hinchados y con ojeras profundas, el cabello desordenado, y la habitación era un caos.

—Faye... ¿qué te ha pasado? —preguntó uno de los miembros del equipo con preocupación.

Faye levantó la vista, sus ojos vidriosos por el alcohol y el agotamiento emocional. Sabía que no podía seguir ocultando lo que estaba sucediendo, así que les contó todo. La llamada inesperada, la discusión con Yoko, y cómo desde entonces no habían vuelto a hablar.

El equipo escuchó en silencio, con los corazones pesados al ver a su jefa en tal estado. Sabían que Faye amaba a Yoko, y ver la destrucción que la separación estaba causando era desgarrador.

—Esto no puede seguir así —dijo uno de ellos con determinación—. Faye, necesitas hablar con Yoko. No puedes dejar que esto los destruya.

Sin embargo, Faye, sumida en su tristeza y culpa, solo negó con la cabeza.

—No sé si quiera escucharme —respondió en un susurro.

Viendo que Faye no haría el esfuerzo por sí misma, uno de los miembros del equipo tomó su celular. Revisando los contactos, esperaba encontrar el número de Yoko para intentar ponerse en contacto, pero en su lugar encontraron el de Neko, la hermana de Yoko.

Decidieron enviarle un mensaje, esperando que alguien pudiera intervenir para hacer que ambas volvieran a hablar.

Mensaje del equipo de Faye a Neko: "Hola, soy parte del equipo de Faye. Estamos muy preocupados por ella. La hemos encontrado en un estado muy malo, rodeada de botellas de alcohol y cigarrillos. No ha hablado con nadie, y claramente la separación de Yoko la está destruyendo. Por favor, si puedes, haz algo para que se hablen. No podemos verla así."

Neko recibió el mensaje mientras estaba en su habitación, leyendo un libro. Al ver las palabras en la pantalla, sintió un nudo formarse en su estómago. Sabía que Yoko seguía afectada, pero nunca imaginó que Faye estaba tan mal. Sin saber qué hacer, salió de su habitación y fue directamente a la sala, donde sus padres estaban viendo la televisión.

—Mamá, papá... —comenzó Neko, mostrándoles el mensaje en su teléfono.

Sus padres lo leyeron con atención. La madre de Yoko dejó escapar un suspiro profundo mientras el padre fruncía el ceño, claramente preocupado.

—Faye está en muy mal estado —dijo Neko, tratando de mantener la calma—. No sé si debería mostrarle esto a Yoko o no. Ella todavía está muy dolida.

—Es difícil, hija —respondió su madre con voz suave—. Pero quizás sea lo que Yoko necesita saber para dar el siguiente paso. Faye claramente la necesita, y si hay amor entre ellas, tal vez puedan encontrar una solución.

—Pero, ¿y si Yoko se siente peor al saberlo? —preguntó Neko, aún indecisa.

—Tienes que confiar en tu intuición —dijo el padre—. Tú conoces a Yoko mejor que nadie. Si crees que está lista para saberlo, entonces deberías mostrarle el mensaje. Si no, tal vez debas esperar un poco más.

Neko asintió lentamente, sintiéndose atrapada entre proteger a su hermana y ayudar a Faye. Sabía que la decisión que tomara podría influir en el futuro de su relación. Con el teléfono en la mano, se dirigió de nuevo a su habitación, donde Yoko estaba descansando. Observó el rostro sereno de su hermana mientras dormía y se preguntó si debería despertarla y contarle todo... o esperar a que fuera el momento adecuado.

Afuera, el cielo de Bangkok se tornaba gris, reflejando la tensión que aún flotaba entre Yoko y Faye.

AMOR EN EL JUEGO Y EN EL AIREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora