Capítulo 1

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Abro lentamente los ojos con dificultad, pestañeando varias veces en el intento, me duele la cabeza, no puedo ver mucho porque me doy cuenta de que estoy en una habitación oscura. No parecen las paredes de mi casa, ni de ningún lugar que me resulte familiar. Las paredes que puedo distinguir levemente son de piedra y el duro suelo, en el que me encuentro tirada, también parece hecho de losas de piedra amplias, lo toco y está muy frío. Parece que estoy en una especie de sótano.

No sé qué hago aquí, estoy todavía un poco aturdida pero empiezo a recordar haber salido del instituto e ir de camino hacia mi casa cuando de repente alguien se abalanzó por detrás de mí, me tapó la boca y la nariz con algo húmedo, sentí que me quedaba sin aire y poco después mi vista se volvió borrosa y me desmayé.

Empiezo a ponerme nerviosa y grito. Primero un grito desesperado e histérico y después pidiendo ayuda. Nadie contesta, sólo escucho mi voz emitiendo eco, lo cual me da a entender que es un gran espacio y que está desprovisto de mobiliario. Apenas consigo ver nada porque no hay ninguna luz artificial ni ningún ventanal, además sigo un poco atontada todavía.
Cavilo pensando qué pueden querer de mí... nada bueno seguro. No tengo ni idea pero por mi cabeza empiezan a rondar horribles ideas, como que quieren violarme, torturarme o ¡¡a saber qué!!
Por un momento pienso si esto puede ser una broma de mis amigas pero lo dudo... no suelen hacer estas cosas, aunque es una pequeña esperanza pensar que pueda serlo, o que esto tenga una explicación que no sea tan fatídica.

Respiro hondo y trago saliva, tengo que intentar mantener la calma y pensar en cómo puedo salir de aquí.
Intento levantarme y mis piernas me fallan, están entumecidas y me noto débil. ¿Cuánto tiempo habré estado aquí ya? ¿Mi familia estará preocupada? ¿Me estarán buscando?

Me levanto muy despacio y consigo incorporarme apoyándome en la pared con una mano. Recorro la habitación con los brazos estirados para no chocar contra nada y con los pies también voy tanteando el suelo.
Doy con otra pared, la toco con las manos y voy siguiendo hacia la derecha, hay una esquina, giro y consigo ver una ranura de luz, perfecto, debe ser una puerta.

Cojo el pomo y compruebo qué está cerrada... ¿Qué esperaba? Empiezo a golpearla y a gritar y nadie viene ni responde. Me siento impotente y empiezo a respirar agitada perdiendo la paciencia.
Cuando me calmo, resignada, sigo vagando por la habitación sin suerte y no encuentro más puertas ni nada útil.
Cansada, al final me siento con la espalda contra la fría pared y espero... no tengo mi mochila ni el móvil ni ningún otro objeto que me pudiera ser de utilidad. Solo llevo encima mi uniforme del instituto y las zapatillas. Toco mi estómago que empieza a rugir de hambre y tengo la boca muy seca.

Pasan varias horas (supongo, ya que no tengo reloj ni modo de ver qué hora es) y finalmente escucho a alguien bajando unos escalones y se enciende una débil luz en el techo de la habitación, es una pequeña bombilla sin plafón. Entorno los ojos mientras se acostumbran a la luz y cuando puedo observo a mi alrededor el enorme sótano, está completamente vacío, aunque al menos está limpio.

A continuación escucho el ruido de algo metálico y el sonido de unas llaves y se abre la puerta que golpeé antes y entra una mujer. Observo que lleva un vestido ajustado rojo, es alta y delgada y lleva su pelo negro azabache cogido en una larga coleta. Trae una bandeja en sus manos de la cual percibo el olor de comida. Se dirige hacia mí y yo me encojo de miedo.

—No tengas miedo, no te voy a hacer daño— dice la alta mujer.

Yo no digo nada y solo observo, sigo sin fiarme de que me haga daño y me quedo paralizada. Ella continúa hablando.

—Me presentaré, mi nombre es Asalie. Te preguntarás por qué te hemos traído aquí. Verás, necesitamos que nos ayudes con un asunto y para ello te vamos a ayudar a ti primero enseñándote a manejar tu poder.

¿Poder? ¿Ésta loca de que está hablando? O le falta un tornillo o esto es una cámara oculta... en cualquier caso decido seguirle la corriente e intentar sacarle información.

—¿Po...der? —pregunto con un entrecortado y casi inaudible hilo de voz.

—Es algo que todavía desconoces, pero pronto lo descubrirás —responde Asalie con voz sombría.

—¡Mis padres estarán buscándome! —digo alzando la voz en un arrebato.

—¡Oh no te preocupes por eso! Tus padres saben que estás aquí, ya los verás y te explicarán más cosas no tengas prisa, vas a estar aquí un tiempo.

—¿Cómo? ¡¡¡Estás loca!!! ¡¡¡Quiero salir de aquí!!! —grito desesperadamente.

—Cálmate niña, de momento cómete la comida y bebe, ya seguiremos hablando después y, créeme, tendremos mucho tiempo para conocernos y para explicarte bien todo.

Deja la bandeja en el suelo y se dirige hacia la puerta. Voy corriendo hacia ella por la espalda y antes de alcanzarla se gira y me dice que ni lo intente. Yo no le hago caso y sigo con mi embestida pero de pronto estoy paralizada, todo mi cuerpo está inmovilizado y no puedo ver nada que me esté atrapando. Confundida miro a Asalie, que me está apuntando con su mano. ¿Está ella haciendo esto? ¿Qué clase de truco es éste? Es imposible...

Llega a la puerta y justo antes de salir y volver a dejarme encerrada, baja su mano y mi cuerpo recupera el movimiento, tropezando y cayendo al suelo.

—Eres valiente, me gusta —dice la mujer. Y ríe con su repelente risa maligna, típica de cualquier villano de dibujos animados. A continuación cierra la puerta y oigo como la cierra con llave y con más cerrojos desde fuera.

Ahora estoy más aterrada que antes... Quiero comer pero no me fío de que hayan envenenado la comida o el agua, o que lleve algún tipo de droga. La bandeja lleva ternera con verduras y una manzana junto con un vaso de agua.
De momento ahí se queda la bandeja, no me arriesgo. Aunque mi estómago no deja de emitir sonidos y mi nariz se deleita con el olor que desprende el plato.

Las horas se me hacen eternas, han vuelto a apagar la luz desde fuera. No entiendo nada, ¡necesito salir de aquí pero no sé cómo!

Al final, con dificultad, termino durmiéndome un rato en el duro y frío suelo de piedra.

******

Me despierta el ruido de la puerta, entra la misma mujer con otra bandeja. Ésta bandeja lleva leche y tortitas, eso me da una pista, es por la mañana. Me raptaron por la tarde, sobre las 15 p.m cuando me dirigía a casa, y lo que me trajeron hace unas cuantas horas sería la cena. Así que intuyo que llevo menos de un día aquí.

La morena mujer pone mala cara al ver la otra bandeja llena.

—Buenos días Carly. Necesitamos que comas y tengas fuerzas. Puedes estar tranquila, la comida no está envenenada, si es lo que estás pensando. Y sentimos que hayas dormido en el suelo, vamos a traerte pronto un colchón cómodo donde puedas descansar mejor.

—¡Sácame de aquí! ¡Por favor! ¡¿Y cómo sabes mi nombre?! —contesto yo.

—Saldrás de aquí a su debido tiempo, no te preocupes, solo tienes que colaborar y no hacerlo difícil, obedece y haz lo que te decimos y todo esto acabará. Si todo va bien saldrás pronto. Además si te portas bien te daremos comodidades, si no quieres portarte bien... tenemos otras formas menos amables para hacerte cooperar. Ahora desayuna, por favor. Y que sepas que conozco todo de ti, además de conocer a tus padres. Pronto vendrán a verte, tranquila.

Me quedo inmóvil y callada con la mirada fija, ella suspira y se marcha.

>Carly Lawson en multimedia<

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