Capítulo 3

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Abro los ojos y despierto en mi habitación, en mi casa. En Bakersfield, una pequeña aunque creciente ciudad en California, cerca de Los Ángeles.

Me llamo Carly Lawson y no sé cómo he llegado a mi cama. Lo último que recuerdo es que iba de camino a casa y me desmayé, aunque me vienen retales de recuerdos raros pero parece que habrán sido un sueño o... una pesadilla, tengo una mala sensación pero no logro acordarme bien.

Es extraño, tengo tubos unidos a mi nariz y una máscara de oxígeno como si estuviera en un hospital, también observo que hay una máquina de esas en las que salen reflejados los signos vitales.

Me levanto, me arranco los tubos y me visto con lo primero que encuentro en mi armario, una camiseta negra lisa de manga corta y unos vaqueros.

Voy a la cocina a desayunar y veo a mi madre.
— ¡Buenos días mama! Le doy un beso. — ¿Qué pasó ayer? ¿Por qué tenía esos tubos?

Mi madre se queda blanca como la pared y con los ojos muy abiertos.

— ¿Ayer? Cariño, te desmayaste de camino a casa cuando venías del instituto hace dos meses, has estado en coma desde entonces —Hace una pausa, me mira y después continúa hablando. — El médico dijo que tuviste una bajada de tensión y que al caer te diste en la cabeza fuertemente contra el suelo y te afectó al cerebro el traumatismo y te quedaste inconsciente directamente.
Después de estar un tiempo en el hospital y hacerte pruebas y estar estable, te trajimos a casa para poder estar contigo todo el día, ya que nos dijeron que el coma podría durar mucho tiempo. Yo he dejado mi trabajo para cuidarte.

Me quedo perpleja, no sé qué decir, estoy muy confundida.

—No puede ser... —respondo finalmente.

—Espera que voy a llamar al doctor para comunicarle que has despertado, ¡y a tu padre también!

Voy a la nevera a por leche para prepararme el desayuno. Cojo del cajón algunas galletas también, aunque no tengo demasiada hambre.

Me duele un poco la cabeza pero me encuentro bastante bien. ¿Debería andar peor si llevo tanto tiempo sin andar no?

Veo mi móvil y mi cargador encima de la estantería del salón, los cojo y me siento en la mesa. Enciendo el móvil después de introducir el cargador en el enchufe de al lado de la mesa de la cocina, porque está descargada la batería.
Estoy desayunando y ojeo el facebook y el whatsapp.
Hay mucha gente preocupada por mí, amigas, amigos, compañeros de clase, todos poniendo comentarios deseando que me recupere pronto.
Algunos serán sinceros... otros solo lo harán por quedar bien, en fin.

Veo un whatsapp de mi mejor amiga Janice Harris, la cual conozco desde el colegio, desde primaria, aunque nos hicimos mejores amigas en tercero. Desde entonces siempre hemos estado juntas y hemos compartido buenos y malos momentos. Nos lo contamos todo y no hay secretos entre nosotras.

En la conversación de whatsapp miro la última línea, que es de hace pocos días, y leo;

—Tiaaaaa!! Tienes q despertar pronto, no me puedes hacer estooo :( t echo mucho de menooos

Empiezo a teclear para contestarle;

— Si estoy n coma cómo voy a ver tus whatsapps y contestarte loca? Pd: ya he despertado, tranquila que vas a tener Carly para rato.

Sigo desayunando y a los dos minutos suena el móvil, es una llamada de Janice.

— ¡Carly! ¿Estás ya bien? No me lo puedo creer, ¡Creía que no despertarías nunca!

FulgorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora