Fulgor

Capítulo 22

— ¿Rey? ¡Pero si en los Estados Unidos de América no hay monarquía! —exclama una voz por el fondo de la sala.

Se escuchan risas y burlas y se forma un jaleo ensordecedor.

— ¡SILENCIO! —brama con voz muy fuerte Ethan para hacerse oír por encima del griterío. — ¡Dejad que se explique!

—Es un Rey Canadiense —dice el chico.

Toda la sala empieza a mofarse y a formar escándalo de nuevo.

Ethan comienza a enfadarse y se refleja en su rostro. Mira fijamente al chico que parece casi albino.

— ¿Cómo te llamas?

—Owen, señor —responde él.

—Owen... ¿nos estás tomando el pelo? En Canadá tampoco hay monarquía y por tanto no existen reyes —aclara Ethan.

— ¡No lo entendéis! En Canadá no hay Rey, es cierto, la Reina de Inglaterra realiza el puesto de jefe de estado. Pero hay una persona que debería ser Rey por herencia de sangre y casualmente esa persona y su familia poseen magia y aunque le hayan quitado su título, él se cree el Rey.

—Aha... continúa —ordena Ethan.

—Como todo Rey tiene que tener un ejército, él se ha agenciado uno. Lleva varios años reclutando seres mágicos alrededor de todo el mundo, gracias a sus recursos casi ilimitados.

Ha juntado ya a un buen número de hombres, su objetivo es hacerse con la corona declarando la guerra a quien haga falta.

—Qué ambicioso , pero... ¿Por qué crees que nos ayudará? —le pregunta Ethan.

—Porque si los Eurons ganan no podrá reinar, el mundo acabará para todos —explica él.

—Entiendo... ¿Y tú cómo sabes tanto y por qué estás tan seguro de que nos ayudará?

—Porque es mi tío. Me llamo Owen Keaton y soy sobrino del Rey Daniel Keaton.

— ¿Podrías hablar con él? —pregunta Ethan.

—Siento comunicarte que odia la tecnología y no tiene teléfono móvil. Tendremos que ir a su castillo y obtener una audiencia con él. Podría venir usted conmigo y algunos hombres más para escoltarnos...

— ¿Por qué yo? —pregunta Ethan.

—Porque usted es el que ha comenzado esto y además el rey conocía a sus padres, compartían una buena amistad con la familia Lewis.

Seguro que a usted le escucha más que a cualquier otro.

—Qué extraño, mis padres nunca me hablaron de él... —dice Ethan desconfiado.

—Eso es porque el rey hace firmar un documento de confidencialidad de información. Nadie puede hablar sobre él ni su castillo. Y no hablo de una multa, sino que está penado con un castigo peor —explica el chico.

—Si lo que dices es verdad sería una gran ayuda. Espero que no nos estés engañando.

—No señor, ¿por qué tendría que inventármelo? yo estoy en este bando.

—Últimamente es difícil confiar en alguien. Pero de acuerdo, iré a verlo. ¿Y dónde está su castillo?

—Está escondido cerca de las montañas rocosas, en la provincia de Alberta. Yo os llevaré hasta él. El castillo está protegido con una barrera de invisibilidad, por eso no aparece en el Google Earth ni en ningún satélite.

—Entiendo. —A continuación Ethan mira a toda la gente de la sala. — ¿Os parece bien a todos?

La multitud asiente o murmulla un "sí".