Capítulo 17

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Estamos sentados frente a una gran mesa de póker, Ethan juega y yo soy su amuleto de la mala suerte, porque no hace más que perder dinero.

— ¿No puedes leerles la mente con magia?— le susurro a Ethan al oído.

—No, y aunque pudiera no lo haría, le quitaría la gracia al juego —responde él.

— ¡Tsk! —Rechino mis dientes. —Cómo se nota que no estás necesitado de dinero... Jo... ¡lo que mola de jugar es ganar!

Un rato después ya hemos perdido los 2000$.

—Ha sido divertido —dice Ethan contento.

—Si tú lo dices... —digo yo malhumorada.

—Va, no te enfades... ¿Qué te apetece hacer ahora? —pregunta Ethan.

—Pues tengo ya bastante hambre... ¿Vamos a cenar? —sugiero yo.

— ¡Claro! yo también tengo hambre. ¿A dónde quieres ir?

—Creo que lo mejor será cenar en el hotel, no sé si recuerdas que tenemos que escondernos, si salimos por la calle es más fácil que nos encuentren y tengamos que salir huyendo otra vez.

—Tienes razón, eres una señorita muy lista. Subamos a la habitación y pidamos la cena al servicio de habitaciones pues —sugiere él.

—Es una buena idea —respondo.

Se le ve cómodo, parece que estemos realmente de vacaciones pero no hay que olvidarnos de que es una breve pausa antes de los grandes problemas. Espero que Asalie sea paciente o que los amigos de Ethan hayan podido hacer algo, no sabemos nada todavía, Ethan ha intentado hablar con ellos por teléfono y da señal de apagado o fuera de cobertura.

Subimos a la habitación y miramos la carta para ver qué pedir de cenar. En la carta hay muchos tipos de comida; Hamburguesas, pizzas, hot dogs, ensaladas, ¡incluso sushi!

A mí me encantan los maki-sushi así que me pido eso y Ethan se pide un hot dog.

No tardan mucho en subirlo, en 20 minutos el empleado nos sube el carrito con las bandejas y Ethan le deja una generosa propina. Nos colocamos frente a la mesa y comemos nuestro pedido.

Cenamos muy a gusto y después vemos un poco la televisión, aunque la apagamos pronto para irnos temprano a la cama y descansar.

No consigo dormir, estoy muy nerviosa y no concilio el sueño. Ethan está al otro lado de la cama y no le oigo roncar ni nada, ¿estará también despierto?

—Ethan, ¿Estás despierto? —susurro con voz muy baja.

—Sí... y ya veo que tú también ¿Qué te pasa? —pregunta él.

—Es que estoy muy nerviosa... —respondo.

— ¿Es por mí? ¿Te pongo nerviosa? —se pavonea él.

Suerte que la luz está apagada y no puede verme la cara porque estoy roja como un tomate.

— ¡No es eso! —le digo. —Es por todo, porque no sabemos qué ha pasado con Janny ni con tus amigos.

—Ya, pero no hay nada que podamos hacer ahora mismo. Hay que ser optimistas y pensar que están bien y en cuanto me recupere podremos ir a ayudarles. No te preocupes y descansa.

—Yo... quería decirte también que... Gracias por salvarme la vida.

—No tiene importancia. Además apuntaban a tus brazos, no hubieras muerto tampoco. —responde él restándole importancia.

FulgorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora