Capítulo 5

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La mañana siguiente damos clase normalmente. Aunque a los profesores se les nota también afectados por lo de Jennifer y no nos exigen demasiado.

El asiento de Ryan está vacío, no ha venido hoy a clase... qué extraño, ¿Estará enfermo?

Toda la escuela está triste y silenciosa. Aunque lógicamente el suceso es el tema del día. Además a la gente le da mal rollo ir a los baños aunque los hayan limpiado y hayan cerrado ese baño en particular. Es inquietante saber que en uno de los baños del instituto ha habido un cadáver y sangre.

En el hall han colocado una foto conmemorativa por Jennifer con flores y velas y al final del día nos dejan salir un poco antes para prepararnos para el entierro.

Al ir a casa vuelvo a tener la sensación de que alguien me sigue.

Veo otra vez algo moverse en la misma esquina... A lo mejor es un gato o una simple coincidencia. Esta vez esprinto y me asomo rápido a la dichosa esquina, quiero salir de dudas de una vez. Pero no veo nada, solo hay un par de personas caminando de espaldas bastantes metros a lo lejos. Me encojo de hombros, hago una mueca y sigo caminando. "No hay nada, todo está bien" me digo a mi misma.

Unas horas más tarde...

Me estoy arreglando para ir al velatorio. Me pongo un vestido negro de tirantes y que me llega a la altura de las rodillas. Y encima una americana negra de manga larga.

Me subo al coche de mis padres, quienes me van a llevar y a acompañar. Estará medio instituto y medio barrio. Además los padres de Jennifer tienen un restaurante famoso en la ciudad y tienen muchos conocidos.

Llegamos a la iglesia y ya hay mucha gente sentada en los bancos de madera. Encima del altar está el ataúd abierto dónde puedes darle el último adiós a la fallecida.

A mí me da mucha impresión ver un cadáver, ya que una vez vi el de mi abuela y es una imagen que nunca me he podido quitar de la cabeza. Prefiero recordar a las personas por cómo eran antes de morir. Así que me acerco a dar mis condolencias a la familia pero no me detengo a mirar el cuerpo sin vida de Jennifer.

A los veinte minutos da comienzo la misa. Típica charla de que estará en un lugar mejor, etc, etc. No presto demasiada atención... la verdad es que no creo en dios y mucho menos en la iglesia, mis padres son ateos también.

Se escuchan llantos de vez en cuando, los más escandalosos vienen de las primeras filas, la familia de Jennifer, están destrozados. Enterrar a un hijo tan joven debe de ser muy duro y triste.

La verdad es que el suicidio es un pecado muy grande para la iglesia, ya que dios te dio la vida y tú la deshechas, dios perdona casi todos los pecados menos este, y no suelen querer oficiar entierros las iglesias ni los curas por esa causa de muerte. Pero los padres de Jennifer se ve que tienen muchos amigos incluso dentro de la iglesia y han hecho una excepción.

Cuando acaba la misa vamos al cementerio que está justo al lado de la iglesia. Es un gran espacio de bonito césped verde y lleno de losas de piedra con inscripciones talladas, algunas tienen ángeles coronándolas.

También hay algunas criptas familiares en la parte más alejada.

Los familiares allegados dicen algunas palabras y sin más preámbulos proceden a bajar el ataúd al profundo hueco que hay en la tierra.

A los pocos minutos todo ha terminado, nunca más volveremos a ver a Jennifer, todavía no nos lo podemos creer. Se siente tan raro, tan vacío.

Los familiares siguen llorando. Al rato algunas personas comienzan a marcharse.

FulgorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora