Capítulo 20

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Ethan y yo nos miramos pensando si será verdad lo que está diciendo. ¿Le han hecho algo a la familia de Ethan?

Le vuelve a poner la mordaza a Asalie y salimos del sótano apresurados. Lo primero que hace Ethan es llamar a sus padres al teléfono de casa. Sale el contestador.

Después llama a sus móviles, los cuales recuerda de memoria. Su padre no lo coge, su madre tampoco y su hermanita de 13 años no tiene todavía teléfono móvil.

No puede contactar con ellos.

— ¿Te apetece otro viajecito? Tenemos que ir a casa de mis padres, tienen su mansión en Santa Bárbara. Está justo al Nord-oeste de Los Ángeles, no está lejos y tampoco está lejos de Bakersfield, que se encuentra al Nord-este.

—Por supuesto que te acompaño, ¿cómo no iba a hacerlo? —respondo yo.

Después de todo lo que me ha ayudado ¿Cómo no voy a ir con él? Además tampoco es que tenga ningún sitio al que volver.

Les pedimos el monovolumen a nuestros amigos y vamos a Santa Bárbara, está a 95 millas que tardamos 1 hora y 37 minutos en recorrer.

Llegamos a una zona cerca de la playa en la que hay muchas mansiones rodeadas de paradisíacos jardines con palmeras, y protegidas con altos muros y mucha seguridad.

—Ésta es la mansión de mis padres —señala Ethan.

—Qué grande... se ve preciosa por fuera —digo yo.

—Gracias, ahora vamos rápido, necesito saber si están bien —dice él claramente preocupado.

Mala señal, las puertas están abiertas. Tanto la de la verja como la puerta principal de la casa.

Entramos corriendo y vemos que la casa está hecha polvo, todo tirado por los suelos como si hubiera pasado un huracán. Cristales rotos, muebles rotos, es un completo desastre.

— ¿Papá?¿Mamá? —llama Ethan gritando fuerte. Se le ve muy nervioso.

Inspeccionamos todo el enorme piso inferior y no los encontramos.

Subimos las amplias y curvadas escaleras del hall y ascendemos al piso de arriba.

Entramos a un enorme despacho y encontramos dos cuerpos tirados en el suelo y rodeados de varios charcos de sangre.

Ethan los observa y su expresión se deforma. Se nota que intenta reprimir las lágrimas. Aprieta su boca, las venas de su cuello se hacen visibles y cierra sus ojos con fuerza. Finalmente emite un potente grito desgarrador de la rabia. Me queda claro que son sus padres.

Me acerco y observo que tienen la piel pálida, les tomo el pulso y no noto ningún latido, no hay duda de que están muertos.

Me quedo en shock. No sé qué decirle a Ethan. ¿Cómo le consuelo? ¡Han matado a sus padres! Simplemente me agacho y le abrazo, él llora en mi hombro.

Después de un rato se levanta decidido y sigue buscando por la casa.

— ¿Dónde está mi hermana? —pregunta él a nadie en particular.

Buscamos por toda la casa a su hermana y no la encontramos.

—O la tienen ellos o ha logrado escapar —dice Ethan. — ¡Si está viva tenemos que encontrarla! Mi hermana sabe usar bastante magia, puede que mientras lucharan consiguiera escaparse.

—Esperemos que sí, Ethan —le toco el brazo e intento consolarle un poco. —Todo saldrá bien.

Él no contesta y se queda cabizbajo. ¿Cómo va a salir todo bien si sus padres nunca volverán? ¡Vaya estupidez he dicho, pero es que no sé qué decir en esta situación!

FulgorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora