Capítulo 28

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CARLY EVANS

Le cuento mi plan a Ethan, he traído el móvil de mi madre y nuestros amigos van a rastrearlo.

Aunque lo encuentre Jesminde, me lo quite y lo apague este móvil tiene una medida de seguridad anti-robo que permite que el GPS esté localizable aunque esté apagado.

Y para que no me torture hasta que lleguen también tengo un plan... voy a intentar invocar algo que nos rompa las cuerdas y cadenas. Cuando nos liberemos somos dos contra uno, podremos con ella.

Menos mal que Tom me enseñó éste hechizo tan sumamente útil y que además no requiere demasiados movimientos ni ningún material, lo único que requiere es mucho poder, energía y concentración.

Comienzo a hacerlo como me enseñó, susurro unas palabras mientras concentro mi poder. Después hago unos movimientos circulares con las manos que aunque tenga atadas las muñecas puedo mover un poco aunque con dificultad. Lo que más me cuesta es concentrarme, ya que si no lo consigo estamos muertos y tengo mucha presión encima. Por suerte finalmente logro concentrarme y realizar el hechizo.

Aparece el mini dragón rojizo que salió la otra vez. ¡Bien! Con mis pensamientos le ordeno que queme las cuerdas con cuidado de no abrasarme, se ayuda con los colmillos también para romper las cuerdas.

El problema van a ser las cadenas de hierro... le mando que libere a Ethan que sólo tiene cuerdas atándole pies y manos.

Cuando Ethan está liberado viene a desatarme las cadenas de hierro pero no queda tiempo, la puerta se abre y Jesminde se queda en la puerta con la mano en el pomo y con expresión incrédula y muy sorprendida.

Ethan aprovecha el shock de Jesminde, y que además tiene una mano en el pomo y en la otra un maletín con los artilugios de tortura, para lanzarle un rayo luminoso de color azul.

El rayo, aunque es débil, impacta sobre su estómago y la hace caer al suelo. Ethan sigue quitándome las cadenas pero estando agachado de espaldas a Jesminde yo veo como levanta su mano para lanzar algún hechizo a Ethan. Yo me concentro y con la mano que tengo ya liberada creo una barrera alrededor de Ethan.

Se dispone a atacar de nuevo y ordeno al dragoncillo que le lance una llamarada de fuego. No consigo ver qué ha ocurrido hasta que se desvanece la llamarada, después observo que Jesminde también se ha protegido con una barrera.

Ethan no consigue quitar las cadenas de hierro del todo porque están atadas con un candado que une mi cintura y mis pies, así que se dirige a enfrentarse a ella.

El dragón se desvanece y me concentro de nuevo para invocar algo más, sé que me quedaré con poca energía pero tengo que liberarme y ayudar a Ethan.

Jesminde está herida pero logra incorporarse y empieza a enfrentarse a Ethan. Intento concentrarme y no estar pendiente de la pelea y consigo invocar a otra cosa.

Aparece ante mí una especie de demonio, es bastante grande y horripilante, parece fuerte.

Le ordeno que me libere de mis cadenas, a ver si puede romperlas.

Me quedo sorprendida al ver con qué facilidad rompe las cadenas y me libera. Entonces le ordeno con mi mente que ataque a la chica pero que tenga cuidado con el chico (Ethan).

Cuando Jesminde ve al demonio sale corriendo por la puerta.

— ¿Te crees que soy tonta? He puesto una barrera en la habitación que no podréis romper JA, JA, JA. Voy a curarme y vendré a acabar con vosotros dentro de un ratito.

Nos miramos y yo ordeno al demonio que intente romper la barrera. Le da algunos puñetazos y no consigue romperla, la barrera es muy resistente, aunque el demonio es muy fuerte y le pido que siga intentándolo a la vez que Ethan y yo lanzamos hechizos hacia la barrera también.

Nada, no se rompe. Si estuviera mi hermana aquí... ella sabe disipar barreras, cosa que aún no he aprendido yo.

—Tengo una idea —le digo a Ethan —puedo intentar crear un portal al hotel, no tiene que ser tan difícil —explico yo.

— ¿Estás segura? ¿Y si vamos al inframundo o a algún mundo paralelo y quedamos atrapados? —dice él temeroso.

—Tienes razón, es muy arriesgado —admito yo pensativa.

—Tenemos que ganar tiempo hasta que los demás vengan a ayudarnos —dice Ethan.

—No sabemos dónde está este lugar... ¿y si estamos a cientos o miles de kilómetros del hotel? —expongo yo.

Nos quedamos en silencio mientras pensamos en más opciones.

Miro a mi alrededor y observo que la barrera está por el techo y las paredes pero... ¡el suelo! ¡El suelo no tiene barrera!

— ¡Ethan! ¡Ya sé! Fíjate en el suelo, no hay barrera —grito entusiasmada.

—Tienes razón ¿Pero cómo vamos a romper el suelo de cemento? —pregunta él.

Yo ordeno al demonio que pegue puñetazos al suelo o coja lo que sea pero que rompa el suelo.

El demonio obedece y comienza a romper las baldosas levemente con sus puños, después hace algo muy extraño, empieza a girar como si fuera un torbellino y destroza todo el suelo formando un agujero lo suficientemente grande para poder bajar por él Ethan y yo. Los dos nos quedamos atónitos ante la habilidad de este extraño ser.

Después el demonio se desvanece, ya ha pasado el tiempo de invocación.

Me noto un poco débil pero tengo bastantes fuerzas para caminar. Nos lanzamos por el agujero, primero yo y después Ethan.

Nos encontramos ahora en el piso de abajo, es un gran salón con cocina americana, las persianas están bajadas y hay poca luz.

Salimos por la primera puerta que vemos para buscar la salida a la calle.

— ¿No quieres que nos encarguemos de Jesminde? —pregunta Ethan.

—Me encantaría pero he gastado mucho poder con las dos invocaciones, necesito reponerme, y tú no eres bueno con las magias ofensivas.

—Pero está herida —insiste él.

—Ya la encontraremos más adelante Ethan.

Salimos desorientados a la calle, no sabemos dónde nos encontramos. Hay una calle ancha con casas de varias alturas y rodeadas de jardines.

—Tienes el móvil de tu madre ¿no? —pregunta él.

—Es cierto, ya no me acordaba —digo yo buscándolo.

Miro la agenda de mi madre y llamo a Tom, que es el primer nombre que veo que me suena.

— ¡Tom! ¿Estás con Rachel? —le exijo sin saludar siquiera.

—Sí, ahora te la paso —responde él reconociéndome.

— ¡Carly! ¿Estáis bien? —pregunta mi madre.

—Sí, mamá —contesto yo.

—Hemos localizado tu GPS y estáis a 50 km del hotel, estamos de camino en 15 minutos llegaremos.

—Vale ¡no tardéis! —respondo yo.

Cuelgo y casi me caigo del agotamiento y mareo que tengo, Ethan me sujeta de un hombro y entonces nos sentamos en un banco que hay en la calle al lado de una fuente y una isleta llena de árboles y plantas bordeando la calzada de la calle.

Ethan me coge por los hombros y me abraza, me levanta la barbilla y sin mediar palabra me besa. Yo le correspondo y nos fundimos en un largo, apasionado y dulce beso.

Mientras, cierro los ojos.

Cuando los abro veo por detrás de Ethan a Jesminde riendo y apuntando a la espalda de Ethan y observo cómo le lanza un rayo de color verde que impacta contra él sin que yo pueda hacer nada por detenerlo, estoy sin poderes, sin magia, no he podido crear una mísera barrera para protegerle y tampoco me hubiera dado tiempo.


>Carly y su invocación, mini-dragón en multimedia<

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