DESTINO: PARAÍSO

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POV: APRIL

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POV: APRIL.

El suave ronroneo del motor del avión lo mecía suavemente, creando una melodía relajante que contrastaba con estar envuelto entre las nubes. A mi lado, Nate, dormía plácidamente. Miré por la ventanilla y vi cómo las nubes se extendían como un inmenso mar blanco, suspiré llena de recuerdos que añoraba no volver a evocar pero era masoquista y me encantaba regodearme en sufrimiento. Fijé mi vista en otra dirección buscando distracción y a mi lado Susan ojeaba con atención una revista de chismes y cotilleos. Del otro lado del pasillo Erick y Ghail charlaban animadamente, sus voces estaban llenas de emoción y si a alguien debía agradecer que este viaje fuese posible era a ella.

Ghail coordinó mágicamente este viaje con tantas personas con agendas y ocupaciones tan diferentes, fui testigo de su estrés pero al vernos aquí a todos (o mejor dicho; la mayoría, no estaríamos completos hasta que Logan se nos uniese) era suficiente para decir que había valido la pena.

Di una ojeada atrás donde estaban mi hermano y Mariam, quienes ignoraban todo a su alrededor sumergidos en una conversación muy cariñosa para mi gusto, seguía sin entender como había sido posible ese suceso (como el meme) pero era evidente que la química entre ambos seguía siendo fuerte.

Alex y Petter,  ya habían explorado los rincones accesibles del avión. Petter, con su cámara en mano, inmortalizaba cada momento, mientras que Alex, siempre el alma de la fiesta, nos comenzó a animar contando datos curiosos sobre Hawái.

Las horas pasaron volando entre risas, juegos y conversaciones. Cuando finalmente nos anunciaron que estábamos a punto de descender, una oleada de emoción me invadió. Y comencé a despertar a Nate con besitos en su frente, estuvo la mayor parte del vuelo dormido y no quería que se perdiese de nada ahora que llegábamos a nuestro destino.

Al aterrizar en el aeropuerto de Honolulu, fuimos recibidos por un sol radiante y una brisa cálida.

—Grupo, no me queda más que decirles ¡Bienvenidos a Hawái!—gritó Ghail llena de emoción y todos le dimos una ovación, silbidos y aplausos. Nate estaba que no cabía en si de la emoción y fue corriendo a darle un abrazo de oso a Ghail.

Unos lujosos coches nos esperaban para llevarnos al hotel. Mientras nos desplazábamos por las carreteras, observábamos asombrados los paisajes exóticos que se extendían ante nuestros ojos. Palmeras, playas de arena blanca y un mar de un azul intenso creaban un cuadro idílico.

Llegamos al hotel, y particularmente yo quedé sin palabras. El vestíbulo era una obra de arte, con una decoración elegante y sofisticada que evocaba la cultura hawaiana. El personal nos recibió con collares de flores, bebidas refrescantes y nos condujo a la recepción para recibir las llaves de las habitaciones.

—Te has lucido, Ghail.—dije embelesada.

—Todo para mi sobrino hermoso.—expresó feliz apretando una mejilla de Nate.

—Debe haber un error, las habitaciones debían ser contiguas…—se quejó Sam

—¿De qué hablas? ¿Qué sucede?—inquirió Ghail acercándose y detrás los demás para saber que ocurría.

—Hubo un error en la reserva.—comenzó a explicar tras el mostrador un chico rubio y alto, con una sonrisa extremadamente amable para la situación.

—¿Y eso que quiere decir?—pidió saber Alex enarcando una ceja.

—Quiere decir que las chicas y Nate estarán juntos en un piso y nosotros en pisos de abajo.—exhaló Sam frustrado.—Nada de habitaciones contiguas para todos.

—No puedo creer que esté pasando esto.—dijo Ghail, notablemente molesta.—¿Podrías llamar al gerente?

—Con todo gusto, señorita pero justo ahora se encuentra en una reunión, en cuanto terminé le informaré de su solicitud. Mientras tanto pueden seguir a las habitaciones y disfrutar de las instalaciones.

—Chicos esperen.—dije intentando aligerar el ambiente.—El viaje fue largo, ya estamos aquí. No dejemos que este traspié nos robe la energía. De todos modos no íbamos a dormir todos juntos, solo es un piso de diferencia…

—2, para ser exactos.—aclaró el chico y todos volteamos a verlo.

—Creo que April tiene razón.—habló Mariam sorprendiéndonos.—Disfrutemos, el lugar es hermoso, no hay que desperdiciar ni un segundo.

—¡Eso!—volvió a meterse el rubio sonriendo.

—Tú encárgate de conseguirnos una cita con tu gerente.—espetó Sam señalándolo.

—O de lo contrario me tendrás aquí y no te agradará lo insistente que puedo llegar a ser.—amenazó Ghail con ojos puntiagudos como cañón de pistola. El pobre se encogió con cara de terror, jalé a Ghail y miré reprobatoriamente.

—Nos llamaras en cuanto la tengas ¿verdad?—indagué y él rubio asintió sin dudarlo.

—Síganme por favor.—dijo un botones tras nosotros y apareció otro para guiar a los chicos.

—Cambiémonos y veámonos en la piscina.—propuso Sam y todos asentimos.

Entramos en ascensores diferentes y al llegar al piso, mi habitación estaba a un extremo y la de Ghail y Mariam al lado de la otra. Ghail podía fácilmente quedarse conmigo, Susan y Nate en mi habitación de dos ambientes pero ella quería tener una habitación disponible por si conocía a alguien y se daban las cosas… ¡Estaba loca!

Mi habitación era un sueño hecho realidad. Amplia y luminosa, con grandes ventanales que daban a una terraza privada con vistas al océano la segunda habitación igual de grande y espaciosa, con muebles de un gusto exquisito. Los baños, todo en mármol blanco, era un auténtico spa.

—¡Esto es increíble!—dijo Susan emocionada, pasando hacia el balcón.

—¿Te gusta?—le pregunté a Nate que observaba todo con ojitos brillosos.

—¡Mamá me encanta!—me dió un abrazo fuerte y el alma me sonrió. Verlo feliz era todo lo que quería, esa era la dopamina que necesitaba para recuperarme de todo mal.

Fuera del pequeño inconveniente, todo estaba siendo de ensueño y no podía esperar para disfrutar de todas las maravillas que este hotel y Hawái tenían para ofrecer.

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DESENCUENTRO (2da Parte de Tercer Encuentro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora