Desencuentro es la segunda entrega de la gran historia entre Ethan y April.
Todo comienza con un Tercer Encuentro y termina con él. Ahora nuestros protagonistas se encuentran separados y muy alejados el uno del otro. Intentando superar el agridulce...
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POV ETHAN No logré conciliar el sueño en toda la noche y una vez más el whisky y los cigarrillos fueron mis acompañantes. Estaba exasperado, mi polla hinchada no cedía exigiéndome estar dentro de ella y la ira se acumulaba en mi interior en la misma medida que el deseo.
Habíamos tenido un puto día de ensueño, me había regalado sonrisas y miradas que me hicieron sentirla tan cerca, fue como volver en el tiempo. No quise hacer ningún movimiento a la vista de Nathan para evitar confundirlo y aunque me convencía de que nuestra tregua se trataba solo de él, en el fondo debía admitirme que tenerla a ella me obsesionaba.
Estuve a centímetros de su jodida boca, respiré su aliento cálido con la necesidad de besarla estando sobrio y a nada de sus labios, se apartó, dio pasos atrás y se alejó de mi.
April nunca me había rechazado y me dolió como si me hubiese pateado en las pelotas.
Me di una ducha de agua fría, me fui al gimnasio del hotel y perdí la noción del tiempo allí. Cuando decidí volver al pent-house, me di cuenta de que habían demasiadas mujeres sonriendo, cuchicheando y suspirando como locas.
—Debe ser un hombre muy enamorado para hacer algo así…—soltó una rubia con escote exagerado para el poco material que tenía.
—¡Menuda suertuda!—le respondió la castaña que iba a su lado.
—El loco de las rosas… le queda bien ese apodo ¿No?—le fruncí el ceño a la morena que había dicho eso.
¿Qué mierdas estaba pasando?
Al llegar al lobby del hotel, supe a que se referían. Parecía que habían mudado una floristería y la habían puesto justo allí en plena recepción. Eran una infinidad de rosas rojas y arreglos de ellas. Vi al gerente que me daba la espalda y hablaba con Even, cuando se percató de mi presencia se puso azul.
—¿Qué demonios es todo esto?—cuestioné poniéndome frente a ellos.
—No querrás saberlo.—soltó Even dándole un mordisco a una manzana.
—Señor Montes de Occa, buenos días. Esto es para la señorita Andueza. Ya nos estamos encar…
—¿Para quién?—las bilis me subieron de golpe.
—La señorita de la habitación 21…
—¿El emisor?—cuestioné, precipitándome hacia el montón de basura roja buscando la puta tarjeta.—¿Quién carajos es?
Josh se aclaró la garganta.—Eh, no quiso dejar su nombre. Solo dijo que ella sabría de quién se trata.
¿Qué mierdas?
—Deshazte de toda esta mierda.
—Ethan, eso es arbitrario.—expuso Even, colocando una mano en mi hombro.—April, sabe que se las enviaron y se le informó que serán llevadas a su habitación… así que déjalo estar.
