POV APRIL.Llegué al gimnasio con anticipación, lista para mi primera clase con Vinicius. Imaginé que practicaríamos en el gimnasio mismo, pero cuando Vinicius hizo presencia, sonriendo y a bordo de lo que parecía ser una motocicleta de lujo, mi boca casi cayó al suelo, era una pieza preciosa y sofisticada, aunque gritaba peligro por todos lados. Aparcó justo en la entrada, y me hizo señas con la mano para que saliera.
—No hablas en serio ¿Verdad?—inquirí cuando me ofreció un casco.
—Venga vamos, que se nos hace tarde.—dijo confiado.
—¿Y puedo saber al menos a dónde vamos?—lo miré con recelo, nunca antes había subido a una moto y no estaba segura de querer hacerlo.
—Un poco lejos de aquí.—respondió, poniéndose su casco.—Sube, te mostraré.
Dudé por un momento, pero la curiosidad y determinación de explorar me llevaron a subir a la moto. Me agarré fuerte a Vinicius mientras él arrancaba el motor y comenzaba a avanzar por la carretera, serpenteando sobre el pavimento y con una velocidad impresionante. Al estar aferrada a él note lo bien definido de sus músculos y su olor a loción de... ¿Bebé? me causó curiosidad y gracia a la vez.
Al llegar, me sentí intrigada por el lugar. La cancha parecía abandonada, iluminada por reflectores, su ambiente era solitario. El suelo de madera oscura y vieja que crujía suavemente bajo los pies. La mayoría estaba cubierta por una alfombra sintética, que parecía un poco desgastada en algunos lugares.
A la izquierda, habían unas pequeñas gradas, con unos pocos escalones, algunos tablones sueltos y una barandilla que se inclinaba ligeramente hacia un lado.
En una esquina de la cancha, había un pequeño estante, con unos pocos rollos de alfombra sintética, pantalones anchos colgados en ganchos, junto a unos pares de espadas, y bastones de madera. Las dudas no paraban de acecharme sin embargo tampoco quería irme.
—¿Qué es este lugar?—pregunté mirando alrededor.—Pensé que me enseñarías en el gimnasio.
—Este lugar es mejor.—expuso sonriendo.—Aquí podemos practicar sin distracciones. Y te enseñaré aikido, no solo defensa personal.
Me tomó por sorpresa de nuevo. No sabía qué esperar, pero la intriga me mantenía allí, observando mientras Vinicius comenzaba a prepararse para la clase. Cuando se quitó la sudadera pude ver que tenía un tatuaje de tres garras en el cuello, que iniciaba en la parte trasera de su cuello y acababa perdiendose en su clavícula. La curiosidad me picaba por hacerle mil preguntas, pero me las tragué.
Comenzó a explicar los conceptos básicos del aikido, mostrándome cómo utilizar la energía y el movimiento para defenderme sin necesidad de fuerza bruta.
—Espera un momento, ¿Por qué Aikido y no Krav Maga?—indagué cruzándome de brazos.—Habría jurado que me enseñarías lo segundo.
Vinicius se detuvo un momento, reflexionando sobre la pregunta.—Krav maga es un sistema de defensa personal muy efectivo, sí.—dijo.—Pero no es adecuado para todos. Aikido, por otro lado, es un arte marcial que se enfoca en la armonía y el equilibrio. Me pareció que sería más adecuado para ti.—se encogió de hombros.
—¿Es por qué te parezco débil?—él se carcajeó y negó con la cabeza.
—La debilidad solo existe en la mente, April.—explicó mientras comenzaba una rutina de estiramientos y yo le seguía.—Te he observado, eres una persona con intuición y una clase de energía especial, Aikido te permitirá conectar con esa energía y utilizarla para defenderte de una manera más efectiva.—interesante lo que podía “ver” en mí.
—Energía especial… ¿Has estado de fisgón?
—Asistimos al mismo gimnasio, ¿Lo olvidas? A la hora que van tú y tu amigo no hay mucha gente, imposible no notar como hacen mal los ejercicios.—rió sacudiendo la cabeza.
—Y dále con lo mismo. Háblame más del aikido y esa energía especial.—pedí.
—Todos poseen un potencial interior que aún no han descubierto. Aikido ayuda a descubrirlo y a utilizarlo en beneficio propio.—sonaba tan convincente que no pude evitar emocionarme ante esa filosofía y me dispuse a aprender.
A medida que la clase avanzaba, me sentía cada vez más cómoda con los movimientos y las técnicas. Vinicius era un instructor paciente y atento, corrigiendo mis errores y alentándome a seguir adelante. Pero no lograba perder de todo el nerviosismo cada vez que se acercaba y sujetaba firmemente, demostrando cómo utilizar la presión y el equilibrio para controlar a un oponente.
—Fíjate bien, April. Estoy aquí para enseñarte, o te devolveré tu dinero y realmente no quiero hacerlo.—reí, Vinicius era un tipo muy raro, sin embargo agradable.
Continuamos practicando, y empecé a sentirme familiarizada con los movimientos y las técnicas.
—Ahora es tu turno de probarlo en mí.—Asentí nerviosa, pero me animó a seguir adelante.
Traté de aplicar lo que había aprendido, pero él era demasiado rápido y me esquivó fácilmente. Sin embargo, no me frustraba, al contrario me sentía motivada a seguir practicando. Entonces su teléfono sonó. Lo tomó de su bolso y no me pasó desapercibida la mirada rápida que me dedicó para luego darme la espalda.
—Kompis, hva skjer.—lo sabía, era extranjero. ¿Pero qué idioma era ese?
—Hvis hun er med meg, har jeg henne faktisk foran meg…—se carcajeó y le dediqué un seño fruncido que no vio.
—Det er mulig, vi snakkes senere. Brøl som en bjørn, Yin-Yin!—siguió riendo aún después de colgar y volvió a acercarse a mi.
—Sabía que eras extranjero… ¿De dónde eres exactamente?
—Soy norteamericano.—sonrió casi maliciosamente.
—Es de mal gusto mentir.—bufé.—Además, ¿Qué ha sido esa llamada? ¿Qué has dicho?
—Tengo familia en Noruega. No te preocupes, solo fue una llamada familiar.—explicó comenzando a tomar sus cosas. Lo miré con escéptica, sabía que no todo lo que decía era verdad. Sin embargo el mantenía su sonrisa y su actitud relajada.—Bien hecho, April. Hemos terminado por hoy, hidrátate y descansa unos minutos.—me ofreció una toalla.—Te llevaré de vuelta al gimnasio.—asentí orgullosa, este nuevo paso comenzaba a arraigar una confianza en mi que creí extinta. Lo vi organizar metódicamente las colchonetas que habíamos usado y otros implementos por color y tamaño. Que hombre tan enigmático.
De regreso al gimnasio nos encontramos con Logan en la entrada, yendo de un lado a otro como león enjaulado. Mantenía una conversación por teléfono y me sentí morir de vergüenza cuando recordé que debíamos haber entrenado juntos pero lo había olvidado, apenas Vinicius estacionó me quité el casco y mi amigo pareció infartarse de la impresión.
—¡¿April?! ¡Dios santo! ¿Estás bien?—Vinicius hizo ronronear la moto, me bajé apresuradamente y sin despedirse salió disparado dejando una estela de ruido y asombro.—¿Quién es ese tipo?—curioseo mi amigo observando en la dirección que se había marchado.
—Es mi entrenador de Aikido.—dije esbozando una pequeña sonrisa.
ESTÁS LEYENDO
DESENCUENTRO (2da Parte de Tercer Encuentro)
RomanceDesencuentro es la segunda entrega de la gran historia entre Ethan y April. Todo comienza con un Tercer Encuentro y termina con él. Ahora nuestros protagonistas se encuentran separados y muy alejados el uno del otro. Intentando superar el agridulce...