TREGUA

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POV ETHAN Me sentí envuelto en un delicioso aroma, me transmitía una serenidad que hace mucho ya no tenía

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POV ETHAN
Me sentí envuelto en un delicioso aroma, me transmitía una serenidad que hace mucho ya no tenía. No había tenido pesadillas.
Mi cabeza punzaba con un leve dolor pero me sentía tan cómodo con ese olor revoloteando a mi alrededor, era olor a... ¿April? Abrí los ojos de golpe y la vi.

Salía de la ducha con el cabello húmedo y envuelta en una toalla. No tuve que comprobar mi erección porque la sentía vibrante y dolorosa, extrañaba demasiado su jodido cuerpo.

No me moví y la contemplé en silencio, la vi caminar de puntillas de un lado a otro para no hacer ruido, buscando que ponerse, en mi caso la ropa me pesaba y sobraba, pero con ello confirmaba que fuera del beso no sucedió nada más. Estaba borracho pero recordaba todo como si hubiese tenido un sueño lucido. Los reproches, las disculpas, ella entre mi brazos y el beso... Luego de él, no hablamos más, necesitaba ese silencio a su lado, por ese momento no existió la culpa, ni el dolor, solo paz. Acaricié su rostro todo cuánto pude y limpié sus lágrimas hasta que no sé quien de los dos se quedó dormido primero. Me aferré al calor de su cuerpo en el sofá que se nos hizo cómodo con tal de tener la cercanía del otro. Y por más que la entrepierna me taladraba e imaginé mil formas de darle placer en lo que nos quedaba de noche, vi su cautela y como trataba de protegerse de cualquier roce que desviara la situación... Como si su cuerpo no me hubiese pertenecido nunca, como si no hubiese sabido que hacer exactamente para llevarla a la locura. Bufé de solo recordarlo. Podría estar con el que se le diera la gana pero ella era mía, siempre lo sería.

Me senté frotándome las sienes.

—¡Ethan, me asustaste!-dijo dando un leve jadeo de impresión.—¿Te sientes bien?

—Me duele un poco la cabeza. ¿Qué hora es?—me puse en pie y experimenté un mareo, ella se acercó a mi y me sostuvo.

—Tienes que comer algo.—dijo entregándome un agua saborizada y dos pastillas.—Acaban de marcar las 7, voy a buscarte algo de comida.—informó mientras se ponía sandalias.

—¿Por qué no pides que la suban?—pregunté señalando el teléfono de la habitación.

—Porqué no quiero que toquen y despierten a Nate o Susan.—claro, nadie podía verme aquí pero aún así no me pedía que me fuera.

—¿Qué quieres para desayunar?—inquirí sacando mi teléfono del bolsillo de la chaqueta. Ella me miró frunciendo el ceño.—No te preocupes, no van a tocar. Avisarán con un mensaje cuando la comida esté en la puerta.

Me miró intrigada.

—No sabía que podían hacer eso.—frunció lo labios, y quise arrancárselos a besos.

—Aún están desarrollando la aplicación. ¿Qué quieres para desayunar?—repetí la pregunta mientras su mirada me recorría.

—¡Tienes que estar jodiendome!.

—April, no voy a repetir la pregunta.

—¡El hotel es tuyo! ¡Claro! Por eso los inconvenientes con las habitaciones, ¿Es que cómo no lo imaginé?

DESENCUENTRO (2da Parte de Tercer Encuentro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora