Desencuentro es la segunda entrega de la gran historia entre Ethan y April.
Todo comienza con un Tercer Encuentro y termina con él. Ahora nuestros protagonistas se encuentran separados y muy alejados el uno del otro. Intentando superar el agridulce...
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POV: ETHAN ¿Qué mierdas estaba haciendo? El poco juicio que tenía me gritaba que saliera de allí lo antes posible pero no podía... esa maldita mujer lograba sacar lo peor de mi. Se suponía que solo vendría a cumplir con lo que le había prometido a Nathan. Era solo compartir un par de horas con él, darle el regalo y adiós.
Pero verla me jodió.
Me jodió su actitud desinteresada y esa maldita boca suya que se atrevió a retarme al insinuar que yo era un inoportuno... ¿Es que le bastaron 6 miserables meses para olvidar quién era yo? ¿Necesitaba que se lo recordara?
La miel de sus ojos me atrapó y estuve tan cerca de pensar en ella como antes... tan sólo un segundo bastó para que esa ebullición de sensaciones volviese a surgir. Tenía claro que lo nuestro era un asunto zanjado. No había nada que recuperar ni que pensar allí... Pero estaba tan hermosa... ¿Por qué no lograba sentirme así con ninguna otra?
¡Maldita seas, April! ¡Cómo te odio mujer!
—El Jet está listo para volver.—Eugene entró en el pent-house sacándome de mis pensamientos.
Di un sorbo al trago de whisky y lo observé fijamente. Eugene sabía que me debía una información y no se trataba precisamente del jet.
—¿Dónde estaba?—exhaló fuerte y vi en sus ojos la duda.—¿Dónde, Eugene?—reafirmé mi pregunta, ladeó la cabeza hasta que lo soltó.
—En la habitación de Erick.—saboreé mis propias bilis y estrellé el vaso de cristal contra el suelo. Me dejó tirado para irse con ese hijo de puta... ¿Estuvo todo ese tiempo con él? ¿Dejó que se la follara?
—Ethan...
—¿Y la dejaste estar allí con ese cretino? ¿No hiciste nada?—cuestioné lleno de ira.
—Entró por su propia voluntad.—dijo como si eso explicara todo.—Hay que volver, Ethan.
—¡Y una mierda, Eugene! ¡No me dirás que hacer!—salí de allí dando un portazo, sentí el aire tan pesado que era difícil respirarlo, froté mis sienes viviendo una especie de colapso. El cuerpo entero me exudaba frío y las manos habían comenzado a temblarme.
¿April tenía una relación con ese imbécil?
No, no. Sus ojos no podían mentirme y en ellos vi un atisbo de lo que fuimos. Además Eugene me lo habría dicho... ¿O no? ¡Maldición!
Me fui hacia las oficinas de administración, debía tener una breve reunión. Mi personal se estaba encargando de algunas renovaciones y aunque iba más que retardado, lo menos que quería era escuchar sobre remodelaciones.
—¡Hombre, hasta que apareces! Llevó más de 2 horas esperándote.—se quejó, Even Leroy, viniendo a darme un abrazo de saludo.
—Y no vine a hablar de negocios, Even.—me moví al minibar.—¡Todo es una completa mierda!
