¿VOLAMOS?

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                           POV ETHAN Ver la confusión en sus pupilas me hizo sonreír… Ella no recordaba absolutamente nada, e intentaba procesar el hecho de que estaba en mi cama, bajo mis sabanas y con olor a mi

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POV ETHAN
Ver la confusión en sus pupilas me hizo sonreír… Ella no recordaba absolutamente nada, e intentaba procesar el hecho de que estaba en mi cama, bajo mis sabanas y con olor a mi.

—¿Sucede algo?—pregunté con tono ligero. April, negó con nerviosismo pero era clara su lucha interna por recordar.—¿Estás segura?—insistí, colocando un mechón de cabello tras su oreja.

Disfruté enormemente de la tensión flotando alrededor.

—Sí, claro.—así que no iba a preguntarme nada, de acuerdo. Ambos podíamos jugar a eso.

—Vamos, levántate.—pedí, decidido.—Te llevaré a un lugar.

—¿Qué hora es?—se giró para tomar mi Rolex de la mesita.

—Ya dieron las 9.—extrañé tanto tenerla así.

—Quedémonos en la cama un poco más.—me pidió con voz seductora y apenas rozando mi pecho con las yemas de sus dedos.

No tuve que pensarlo, la tomé suavemente y me fui encima de ella. La mirada de lujuria en su rostro me la endureció aún más. Sus piernas se entrelazaron con las mías, y pude sentir cómo su respiración se entrecortaba. El latido de su corazón resonaba en mi pecho, y eso me llenó de un deseo incontrolable.

Mi entrepierna ardía por estar dentro de ella.

Comencé a repartir besos por su cuello, bajando lentamente hacia sus hombros, lamí el borde de sus senos y ella se estremeció. Cada roce la hacía jadear, ¡Cómo disfrutaba de cada sonido que salía de su jodida boca!, sentí cómo la tensión se transformaba en una electricidad palpable entre ambos. Y finalmente, la besé con todo el hambre contenida durante tanto tiempo. Me perdí en el momento, lamiendo, mordiendo y chupando sus labios, hasta que me quedé sin aliento, y me separé ligeramente, perdido en sus ojos.

—Levántate, se nos hace tarde.—me puse en pie y ella bufó. Sus ojos me detallaron con anhelo. Sabía lo que quería y yo me moría por poseerla pero si volvía a la cama con ella, no saldríamos de allí en todo el día.

—¿No te parece que es muy temprano para salir? —soltó enfurruñada.—¿A dónde vamos?

—Te llevaré a volar.—dije, sonriendo.—Pero esta vez sin desnudarte.—le guiñé un ojo y su expresión cambió de sorpresa a intriga, y no pudo evitar enrojecer. S
u timidez mezclada con mi excitación me producían unas ganas enormes de azotarla hasta dejar su hermoso culo del color de sus mejillas.—Pero primero, desayunemos. Necesitamos reponer fuerzas…—solté, tomándola de la mano, ella se levantó y guío sus pasos a la ducha, sabía que se evaluaría frente al espejo loca por encontrar rastros de anoche y saber qué pasó.

El desayuno llegó y con él, la ropa que pedí para ella.

—¿Leggins y zapatillas deportivas?—inquirió con el ceño fruncido, viendo la ropa mientras se secaba el cabello.

DESENCUENTRO (2da Parte de Tercer Encuentro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora