SOMBRAS Y LUCES

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POV April

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POV April.
—Buenos días.—deshizo cada una de mis defensas, incluso antes de pensar que las tenía. Esa mezcla de notas profundas, varoniles y dominantes que formaban el sonido de su voz y tras ella su penetrante aroma, evocaron los más desgarradores recuerdos, erizándome de pies a cabeza. Una gota de sudor me recorrió desde la nuca hasta la espalda, lucia tan… tan. No había, ¡No había palabra para definir la totalidad de su atractivo!

Y ese azul voraz que me detallaba, hacia de cada segundo una eternidad. Esa barba incipiente tan perfecta, que acentuaba su masculinidad y que solo se la había visto en revistas… Ahora estaba frente a mí…

¿Pero porqué?

¿Qué hacia aquí?

Yo… no estaba preparada para esto.

—¿Ethan? ¿Eres tú?—mi hijo frotó sus ojos y su expresión sorprendida cambió a una maravillada.—¡Estás aquí!—salió disparado a su encuentro y yo me aparté, necesitaba un segundo para recomponerme.

Susan se asomó con la boca casi llegando al suelo de la impresión, miró a Ethan, a Nate y luego a mi…

—¡Feliz cumpleaños Nathan! Mírate eres todo un grandulón.—se envolvieron en un abrazo y aproveché la distracción para ir hacia el balcón, necesitaba desesperadamente el aire.

Caminé hacia un extremo e intente acompasar mi respiración ¡Dios! Esto no podía estar pasándome. Odiaba el temblor incontrolable de mis manos, odiaba no sentirme dueña de mi y que mi estúpido cerebro reprodujera en mi mente una y otra vez las mismas imágenes de nosotros juntos. ¡Basta!

“Vamos April, tienes que controlarte.”

“Puedes hacerlo. Concéntrate.”

Recordé las palabras de Vinicius en los entrenamientos y me di una cachetada mental. Debía quitarle a Ethan ese poder de disolver mi cordura. Había pasado tiempo, yo no era la misma y él tampoco. No iba apabullarme…

Tocaron a la puerta nuevamente, Susan abrió y esta vez si era el desayuno sorpresa de Nate. Entré de nuevo a la habitación y ese par de zafiros siguieron cada uno de mis movimientos.

—¡Mamá, Ethan está aquí!—Nate estaba tan emocionado que me dolía y enternecía en la misma medida.—¡Vino por mi cumpleaños!

—Sí, cariño. Lo veo.—dije forzando una sonrisa ¿Cómo se atrevía a aparecerse así?—Ahora ven aquí, hay una tradición que cumplir.

Fui a por el cup cake que había dejado sobre la mesita de noche pero la velita se había derretido sobre él, arruinándolo.

—¿Quieres que vaya por otro?—preguntó Susan acercándose a mi. Di un vistazo al desayuno sorpresa que por cierto era toda una belleza y me percaté de la torre de pancakes bañados en chocolate, así que negué con la cabeza. Ella también parecía nerviosa, probablemente solo quería salir de allí para escapar de tanta tensión.

DESENCUENTRO (2da Parte de Tercer Encuentro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora