EGOISTA

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POV APRILMe dirigí a la habitación de Ghail, la necesitaba ahora más que nunca, era hablar con ella y centrarme o caer bajó y dejarme llevar por todos los sentimientos que él desencadenaba

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POV APRIL
Me dirigí a la habitación de Ghail, la necesitaba ahora más que nunca, era hablar con ella y centrarme o caer bajó y dejarme llevar por todos los sentimientos que él desencadenaba. Ese hombre no se cansaba de torturarme, toqué un par de veces su puerta y no obtuve respuesta ¿Dónde carajos se había metido? 

Tomé el ascensor y bajé dos pisos sintiendo como el pánico se apoderaba de mi… ¡Ethan estaba aquí!

Toqué a la puerta de Alex y Petter, y está se abrió, al menos ellos si...

—¿Erick?—lo miré confusa cuando se asomó, me observó igual de sorprendido. Su cabello goteaba y cuando terminó de abrir la puerta, vi su torso desnudo y una toalla alrededor de su cintura… —Lo siento, busco a Petter y Alex…

—Estan en la habitación de al lado, pero ¿Estás bien? Luces alterada.—frunció el ceño con preocupación.

—Ehm, si, sí. Lo siento, sigue con lo que estabas…

—Espera…—me tomó del brazo.—No te dejaré ir así April. ¿Qué es lo que sucede?—lo miré enarcando una ceja y se miró así mismo y río.—¡Oh, lo siento!, me vestiré pero entra y habla conmigo.

Cedí dudando, él se fue directo al baño y le di una ojeada a su habitación, era igual de cómoda y lujosa que la mía pero más pequeña, incluido el balcón. Me quedé allí observando el inmenso océano pacífico con la mente llena de dudas, realmente si consideré que tendría que verlo de nuevo en algún momento, pero no imaginé que sería aquí y ahora…

—Listo.—dijo Erick esta vez muy bien vestido y perfumado.—Oye… esa cara no presagia nada bueno.

—Está aquí, Erick. Está aquí y no sé que hacer.—confesé dejando salir las lágrimas que tanto había contenido.

—Espera ¿Quién está aquí?

—Ethan…—dije y fue como si soltase un peso difícil de sostener.

—¡Mierda!—exclamó abriendo sus ojos como platos. Se acercó y me dio un abrazo.—¿Pero que hace aquí?

—Dice que vino por el cumpleaños de Nate, pero lo vi en sus ojos, Erick. Está dispuesto a joderme…

—Calma, oye eso solo puede pasar si tú se lo permites y estoy seguro de que no lo harás ¿Cierto?—y esa era la cuestión. Yo no sabía que hacer. Observó la duda en mis ojos y yo volví a llorar, él exhaló con fuerza y me apretó contra su pecho.—Todo estará bien. No te dejaré caer.

—¿Me ofreces algo de tomar?—me alejé un poco y limpié mis lágrimas.

—Sí, claro.—caminó hacia el minibar fijándose en lo que allí había.—¿Qué te apetece? Tengo té, soda, agua y creo que esto es jugo de maracuyá…

—¿Y algo más fuerte?—subió la mirada y me dedicó un ceño fruncido.—¡Vamos, Erick! Lo necesito.

—Champan, ginebra, whisky, vodka...

—Vodka estaría bien.—en su mirada persistía la duda pero de todas formas sirvió un par de tragos. Lo tomé y fui hacia el balcón.

—¿Dónde lo viste por cierto?—tomó asiento y se cruzó de piernas.

—No vas a creer esto…

Le conté su aparición maestra, incluyendo el regalo sin precedentes y por poco se ahoga con su trago.

—¡Vaya! No escatima en nada a la hora de impresionar.—puse los ojos en blanco, el pobre no tenía idea de sus alcances, o mejor dicho sí, ya había tenido una muestra de ese poder desquiciado cuando logró que lo desalojaran de mi antiguo edificio.—¿Y tienes idea si planea quedarse o cuándo se irá?

—No, Erick. Solo sé que ruego al cielo porque al volver a la habitación ya no esté y tome un vuelo de vuelta a Nueva York, porque si decide quedarse no sé lo que haré.—volvió a entregarme el vaso con más vodka.

—Lo único que se me ocurre sugerirte es que no te quedes a solas con él o caerás…

—Gracias por tanta confianza.—bufé quejándome. Me miró achinando los ojos y chasqueó la lengua.

—Lo quieres April, no nos engañemos.—se encogió de hombros y yo negué con la cabeza apretando mis labios.

—Eso no quiere decir que vaya a ser una presa fácil para él…

—Pues eso es lo que él cree.—guardé silencio recordando lo cerca que había estado su boca de la mía, cuando me cerró el paso en el barandal.—Demuéstrale lo equivocado que está. Saca esa April que resurgió de todo ese daño. Eres fuerte solo tienes que creértelo.

—Tienes razón, esta vez se joderá el solo.—resolví empoderándome, no iba a tirar por la borda todo mi esfuerzo por reconstruirme.

—A eso me refiero.

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Por suerte cuándo regresé ya él no estaba en la habitación, Nate jugaba en su Ipad y sonrió luminoso al verme llegar.

—Tardaste mucho, mamá. Ya Ethan se fue.—dijo con desilusión.

Asentí sonriéndole sin tener idea de qué decirle. Él volvió a su juego y me fui al closet a buscar lo que Nate usaría para su fiesta.

—¿Estás bien?—inquirió Susan ayudándome.

—Ahora lo estoy.—suspiré aliviada.—¿Dijo algo?—mordí mis labios deseando que no lo hubiese hecho, y se marchara tal cual apareció.

—Bueno habló mucho con Nate, sobre como se sentía, si le agradó la sorpresa y cosas así, pero apenas te fuiste no dejaba de ver hacia la puerta y cada tanto ojeaba su reloj.—se encogió de hombros.—Fue obvio que te esperaba.

—Ni lo menciones, ojalá se haya ido a donde sea, pero lejos de aquí.—la impresión iba pasando y en lugar de ella la irritación y decepción tomaban forma. Era un egoísta.

—¿Mamá es en el club del hotel donde  cantaremos cumpleaños todos juntos verdad?

—¿Eh sí, cariño? ¿Por qué lo preguntas?

—Ah porque invité a Ethan, y creí que le había dado mal la dirección…

—¿Qué tú qué?

¡Mierda!

DESENCUENTRO (2da Parte de Tercer Encuentro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora