AHOGO

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POV

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POV. ETHAN.

Desperté sobresaltado, con el corazón latiendo como si quisiera salir de mi pecho, la respiración agitada y bañado en sudor. ¡Dios! Esto iba a acabar conmigo.

La pesadilla aún resonaba en mi mente, esa maldita imagen de ella tendida en el suelo, su cuerpo golpeado y sangrante, me perseguía. No podía sacudirme la sensación de impotencia y desesperación que me invadía cada vez que cerraba los ojos.

Habían pasado meses de ese fatídico día, pero las pesadillas no cesaban, todo seguía fresco en mi memoria. Me sentía atrapado en una noche eterna.

Me incorporé en la cama, intentando acompasar mi respiración. Miré alrededor, tratando de enfocarme en la realidad, pero la oscuridad de la habitación parecía cerrarse sobre mí. Y entonces la vi moverse...

Lancé un suspiro profundo y exasperado al notar que Katherine seguía en mi cama. Me levanté, sintiendo cómo la confusión y el pánico que me dejó la pesadilla se transformaban en irritación.

—¿Estás bien, cariño?—preguntó con voz suave.

—¿Por qué sigues aquí?—repliqué, más cortante de lo que pretendía.

—No te molestes. Ha sido nuestra primera noche juntos.—dijo, como si eso explicara todo. Bufé irritado.

—¿No te quedó claro cómo son las cosas, Katherine? No duermo con nadie. Follamos y te vas. Nada de romanticismos ni falsas expectativas. Creí que lo habías entendido.—se encogió de hombros, su expresión cambió a molesta.

—Bien, como digas. Me quedé dormida, ¿De acuerdo? Estaba agotada...

—Ya recobraste fuerzas, puedes irte.—la corté, mi voz era glacial.

—Ethan... son las tres de la madrugada, ¿De verdad piensas echarme así?—no me inmuté, me daba igual si se sentía bien o mal, la quería fuera de mi vista y en especial de mi cama.

—Eugene te llevará a donde quieras.—la ignoré y me dirigí a la ducha, buscando que el agua fría calmara mi ira.

Salí de allí y me sequé con brusquedad, sintiendo alivio al ver que Katherine ya se había ido. No era mi tipo, ni siquiera cerca. Era solo un cuerpo, un desahogo para mis tensiones, nada más. No tenía ningún interés amoroso por ella, ni siquiera esa chispa de atracción magnética que conocí en el pasado, no negaría lo hermosa y dispuesta que estaba para mi, pero como extrañaba que me llevaran la contraria... Katherine se había convertido en una forma de escapar, de olvidar por un momento lo consumido que me sentía.

Pero incluso con ella, incluso con el placer físico, el recuerdo de esa maldita mujer siempre estaba allí, acechando en las sombras de mi mente. Su presencia me perseguía, me atormentaba, me hacía extrañarla con una intensidad que odiaba. April me había jodido con su maldita existencia y no podía escapar de ella, no podía olvidarla, no importaba cuánto lo intentara. Maldita. Maldita una y mil veces por hacerme amarla y luego perderla. La odiaba con cada una de las células de mi cuerpo, con cada respiro por haberme condenado a su jodida ausencia.

Me vestí en silencio, sintiendo la familiar sensación de vacío que me acompañaba siempre. Katherine se había ido, pero April... April seguía allí, en mi mente, en mi corazón, en mi alma, carcomiéndolo todo como una plaga que se aferraba a robarme la vida. Y sabía que siempre estaría allí presumiendo cuánto había apagado mi existencia, haciendo un recordatorio constante de lo que había perdido y de lo que nunca podría recuperar.

Odiaba sentirme melancólico, su maldito recuerdo siempre regresaba, siempre me encontraba, siempre me hacía extrañarla a ella y a su endemoniado y atractivo cuerpo. Habría dado mi fortuna entera por no haberla conocido, por no haberla encontrado nunca y no desearla y buscarla en cada cuerpo que me follaba. Así de enfermo me tenía... ojalá ella estuviese pensando en mi, ojalá nunca dejase de pensar en mi y de extrañarme. Si yo estaba jodido, ella también merecía estarlo.

DESENCUENTRO (2da Parte de Tercer Encuentro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora