Capitulo 31

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Después de llegar casi al final, uno de los encargados nos dijo que no nos acercáramos a ese que pasemos al otro cubículo, al ver por qué es ese caballo, lo veo más sanó ya no está tan desnutrido como la primera vez, la segunda vez que lo ví note algunas plumas y ahora sus halas están llenas de ella, se me mucho mejor, el caballo se acercó a la puerta, el guardia se puso frente de nosotros creando una barrera entre nosotros y el caballo.

-no se acerquen, es peligroso-

Quise decirle que está equivocado, pero no me atreví, sentí como Cristian tomo mi mano para ir al otro cubículo, escuché como el señor le empezó a gritar al caballo decía insultos, que no servía nada tenerlo ahí, me estaba molesta por lo que él tipo estaba diciendo, solo es un caballo, un ser viviente que a pasado por mucho antes deseaba morir, pero por alguna razón a decidido no hacerlo.

Sentí otra vez su mano tocando la mi mano no me di cuenta de que me estaba lastimando yo sola, apenas los puños me encajé las uñas. Al verlo movió la cabeza negando, pero sentí mucha más rabia, quería a intervenir.

-no lo agás, no vale la pena solo es un chico más en mi camino- escuché esa voz otra vez en mi cabeza, se que es el.

A pesar de la rabia, que tenía tendré que ignorar eso, y terminar de limpiar. Después al ver la hora ya casi es la última clase no fuimos al comedor nos habíamos quedado ahí, él había traído algo de frutas y unas galletas gigantes y eso comimos, a un nos quedaba  algo de tiempo, después de guardar las cosas.

-vamos a verlo- escuché a Cristian decir mientras me quitaba las botas.

- ¿a quién? -

-que lindo calcetines- no pude decir nada se me caía la cara de vergüenza, ahora que los ha visto me ara burlas de eso. -no tenías de pingüino- solo escuchaba sus carcajadas.

Después caminamos al corral, de ese caballo, es muy hermosos, pero me sentía triste por no a ver echo algo.

-oye amigo espero no te hallan hecho mucho daño, son unos idiotas no crees- dijo mientras se recargaba en la puerta.

-déjame ver tu mano- otra vez esa voz.

Me quite la venda que Cristian me avía puesto.

- ¿qué haces? -

-dijo que me la quite- mire al caballo alado.

-te hablo en serio, y que más te dijo, ¿por qué no hablas conmigo? soy guapo y galán muy fuerte- solo vi como presumía sus brazos, me dio mucha gracia.

-habla demasiado- trate de no reírme, pero Cristian me miró.

-tranquilo, no dijo nada más, también dice que eres guapo-

-ya losé dime algo que no sepa-

-déjame ver esa herida- me hacer que toque el hombre de Cristian -con permiso-

- ¿vas a entrar? -estaba muy sorprendido por lo que iba hacer.

- ¿si por qué? -

-Voy contigo- no me opuse y él tampoco me dijo nada al respecto, cuando entre retrocedió un poco le mostré mi mano puso su frente en mi mano tiene algo en la cabeza no sé qué es, pero espero no sea alguna enfermedad.

-tranquila solo es mi cuerno está sanando- dijo otra vez sentí cosquillas en mi mano, cuando se apartó mire con curiosidad y mi mano ya no tenía nada, estaba bien como antes, los dos estábamos impresionados le mostré mi mano a Cristian y la tomo.

-genial, no había visto algo así, no sabía que podían hacer eso-

- ¿sanar a otros? -

-no bueno solo se poco, por las historias que cuentan en la escuela, y cada especie es diferente, pero no tenía la menor idea de esto, su magia se relaciona más con la naturaleza.

Yumbrel: nada es lo que pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora