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Morgie:
Esa misma noche, mientras los demás villanos dormían o estaban ocupados tramando sus propios planes, me encontré solo en una de las torres más altas de la academia. Desde allí, se podía ver todo el campus: las luces de las habitaciones de los estudiantes, los jardines oscuros, las sombras que parecían moverse bajo la luz de la luna.

El viento fresco me despeinaba, pero no me importaba. Necesitaba un momento para pensar. Sabía que Uliana estaba perdiendo la paciencia, y Hades no tardaría en intervenir si no veía resultados pronto. Pero cada vez que intentaba acercarme a Fay, algo en mí se resistía. No era tan simple como usarla para obtener lo que necesitábamos. O al menos, ya no lo era.

"Deja de ser débil", me dije, apretando los puños. Uliana tenía razón. No había espacio para dudas. Fay no era más que una herramienta en este juego. Si no hacía lo que se esperaba de mí, no solo estaría traicionando a mi madre, Morgana, sino también a mí mismo.

Mientras intentaba organizar mis pensamientos, escuché una voz detrás de mí.

-¿Ya estás dudando? —era Hades, su tono gélido y burlón al mismo tiempo.

No me molesté en girarme. Sabía que él aparecería en algún momento. Hades siempre estaba rondando, asegurándose de que nadie se desviara de sus planes.

-No estoy dudando, —respondí con calma—. Solo estoy tomando mi tiempo.

-Sabes que Uliana no tiene mucho tiempo, ¿verdad? —dijo él, caminando lentamente hasta quedar a mi lado—. Bridget y su estúpido Castle Coming son la oportunidad perfecta. Pero necesitamos a Fay, y la necesitamos ya.

-Lo sé, —dije, mi mandíbula apretada—. Haré lo que sea necesario.

Hades me miró fijamente, evaluándome.

-Mejor que lo hagas, Morgie, —dijo finalmente—. Porque si no... bueno, ya conoces las consecuencias.

Lo observé alejarse, desapareciendo en las sombras como si nunca hubiera estado allí. Sabía que sus amenazas no eran vacías. Si fallaba, no sería solo yo quien pagara el precio.

Fay:
A la mañana siguiente, el aire estaba cargado de tensión. No solo porque el Castlecomming estaba a la vuelta de la esquina, sino porque algo más flotaba en el ambiente, algo que no podía explicar.

Me encontré caminando sola por el jardín antes de la primera clase, tratando de despejar mi mente. Las flores y el césped bien cuidado eran un pequeño refugio en medio del caos que parecía estar apoderándose de mí.

"¿Por qué Morgie me busca?", me pregunté, mientras observaba las gotas de rocío en las hojas. No tenía sentido. Yo solo era una estudiante más, una joven hada madrina que ni siquiera había completado su entrenamiento. ¿Qué podía querer él de mí?

Perdida en mis pensamientos, no me di cuenta de que alguien se acercaba hasta que escuché una voz familiar.

-¿Otra vez sola, Fay?

Me giré bruscamente, solo para encontrarme cara a cara con Morgie. Parecía que el destino se empeñaba en unirnos a cada paso.

-¿Qué quieres ahora? —pregunté, intentando sonar segura.

Morgie me miró, sus ojos claros pero llenos de algo que no podía descifrar.

-Nada en particular, —respondió con una media sonrisa—. Solo me pregunto por qué siempre estás huyendo de mí.

-¿Huyendo? —repetí, sin poder evitar reírme un poco—. No estoy huyendo de nadie.

Él se acercó un poco más, pero esta vez su mirada no era tan fría como la última vez que hablamos. De hecho, había algo más... algo casi vulnerable.

-No puedes engañarme, —dijo suavemente—. Siempre te vas cuando me acerco.

-No me voy por miedo, si eso es lo que crees, —le respondí, cruzando los brazos—. Solo no entiendo por qué de repente estás tan interesado en mí.

Por un momento, Morgie pareció dudar, como si estuviera a punto de decir algo que no debía. Pero antes de que pudiera responder, se escuchó el eco de las campanas de la academia, llamándonos a clase.

-Supongo que tendremos que dejar esta conversación para después, —dijo él, dando un paso atrás.
Me quedé ahí, observando cómo se alejaba una vez más y me dejaba sola en medio de mis pensamientos.

Al otro día...

Fay:
A pesar de mis intentos de mantenerme ocupada, la confusión seguía rondando en mi mente. No podía dejar de pensar en Morgie, en la manera en que me miraba, y en ese encuentro en el invernadero. No sabía exactamente qué esperaba de mí, pero la incertidumbre me hacía sentir inquieta.

Me encontré de nuevo con Ella y Bridget en la biblioteca, donde se suponía que estábamos estudiando para los próximos exámenes de encantamientos. Bridget estaba absorta en sus libros, haciendo anotaciones rápidas sobre conjuros de transformación. Ella, por su parte, hojeaba un grueso volumen de historia mágica.

Me esforzaba por concentrarme, pero mis pensamientos seguían divagando hacia Morgie. Decidí levantarme para buscar otro libro y, al pasar por una de las estanterías, escuché la conversación de dos estudiantes hablando acerca del Castle Coming.

Suspiré. Todo el mundo estaba emocionado por el baile, y yo intentaba estarlo también, pero el creciente misterio alrededor de Morgie y su grupo me tenía en un dilema. Sabía que algo estaba por suceder, y la sensación de que todos guardaban secretos me inquietaba más de lo que quería admitir.

Volví a la mesa con un libro sobre pociones avanzadas, tratando de centrarme en las tareas inmediatas. Aun así, mientras mis ojos seguían las líneas del texto, mi mente volvía a preguntarse: ¿en qué estaba metido Morgie? Y, peor aún, ¿por qué me afectaba tanto?

Morgie:
En cuanto entré en la sala donde mi grupo solía reunirse, sentí el ambiente cargado. Uliana ya estaba ahí, con una expresión de impaciencia evidente. Hades y Maléfica, como de costumbre, permanecían juntos en su propio mundo, pero su atención se dirigió hacia mí en cuanto crucé la puerta.

-Uliana ha estado impaciente, —dijo James, mientras jugueteaba con su garfio—. ¿Algún progreso?

Solté un leve suspiro. Fay no era fácil de manipular. Sabía que no podía forzar la situación, pero tampoco podía seguir dándole largas a Uliana.

-Fay no confía en mí del todo aún, —respondí, tratando de mantener la calma—. Necesito más tiempo.
Uliana apretó los labios, su frustración evidente.

-No tenemos mucho tiempo, Morgie, —dijo con voz cortante—. Bridget no sospecha nada todavía, pero si no logramos que Fay toque el libro pronto, se nos escapará la oportunidad.

Hades asintió, aunque su expresión decía que preferiría estar en cualquier otro sitio con Maléfica antes que aquí.

-Tú lo conseguirás. Solo... no te distraigas, —añadió Maléfica con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.

Me limité a asentir, sin decir nada más. Sabía que todo esto era un juego peligroso, y cada vez que pensaba en Fay, se hacía más difícil mantenerme en el papel que debía jugar.

Fay:
Al caer la tarde, el sol se filtraba a través de las grandes ventanas de la sala común. Las sombras alargadas daban un ambiente tranquilo, pero dentro de mí todo era un caos. Me recosté en uno de los sillones, con un libro en las manos, pero no podía concentrarme.

Me sentía dividida. No sabía qué pensar de Morgie, de sus intentos por acercarse, y de esa sensación en mi estómago que me decía que había algo más detrás de todo esto. Pero, por otro lado, sabía que él formaba parte del grupo de villanos, y no podía bajar la guardia.

De repente, Ella entró en la sala común con una sonrisa en el rostro, lo que me sacó de mis pensamientos.

-¿Lista para el Castle Coming? —preguntó, sentándose junto a mí.

Me encogí de hombros, forzando una sonrisa.

-Considerando que faltan dos meses, sí, supongo que sí.
Ella me observó con curiosidad, pero no hizo más preguntas. Agradecí que no insistiera, porque ni siquiera yo sabía cómo poner en palabras lo que sentía.

Beyond the wand Donde viven las historias. Descúbrelo ahora