Beyond the wand

7

Morgie:
Los días iban pasando y con cada conversación con Fay, más difícil se hacía cumplir mi papel en el plan.

Mi grupo esperaba que la manipulara, que la usara para llegar a Bridget, pero algo en mí no encajaba con esa idea. Fay no era como los demás. Aunque intentaba mantener las distancias, había algo en ella que me hacía sentir... diferente.

Una tarde, Uliana me arrinconó en los pasillos de la academia, como solía hacerlo cuando quería algo. Su cara mostraba impaciencia, sus ojos brillaban con ese toque de malicia que siempre llevaba.

—¿Y bien? —preguntó con los brazos cruzados, sin rodeos—. ¿Cómo va el asunto con Fay?

—Va bien, —mentí, evitando su mirada—. Estoy ganándome su confianza.

—Más te vale, —dijo con una sonrisa torcida—. Porque, si no lo has olvidado, necesitamos tener todo listo para el baile. Si no conseguimos el hechizo del libro, nuestro plan no servirá de nada.

Asentí, aunque el peso de sus palabras empezaba a caer sobre mí más pesado que nunca. Usar a Fay... Esa idea me revolvía el estómago, pero sabía que no había manera de evitarlo. Al menos, no sin traicionar a mi grupo. Hades, James y Maléfica confiaban en mí, pero Uliana... bueno, Uliana era otra historia. Sus ojos lo decían todo: si me desviaba de lo planeado, ella se aseguraría de que lo pagara.

Esa misma noche, mientras caminaba por los terrenos de la academia, vi a Fay de nuevo, esta vez en el invernadero. Estaba recogiendo algunas flores, seguramente para uno de los arreglos del Castle Coming. La luz suave del atardecer la iluminaba, haciéndola ver casi irreal.

—¿Otra vez por aquí? —pregunté, intentando sonar casual mientras me acercaba.

Ella levantó la cabeza y sonrió suavemente.

—Me gusta este lugar, —respondió—. Es uno de los pocos sitios donde puedo pensar en paz.

—¿De qué necesitas tanto tiempo para pensar? —bromeé, sentándome en una de las bancas cercanas.

Fay se encogió de hombros, como si no estuviera segura de qué responder.

—De todo. Del baile, de la academia, de... bueno, de ti, supongo.

Esa última parte me sorprendió. No sabía qué esperar de esa confesión, pero lo que sí sabía era que mis sentimientos hacia Fay estaban empezando a complicarse de una forma que no había previsto.

—¿De mí? —repetí, tratando de no sonar demasiado interesado.

—Sí. Eres... diferente, Morgie, —dijo, mirándome directamente a los ojos—. No sé exactamente cómo, pero lo eres.

Esas palabras resonaron en mí más de lo que me hubiera gustado. Me quedé en silencio, sin saber qué decir. Quería contarle todo, advertirle sobre el plan, pero algo me detenía. Sabía que hacerlo cambiaría todo, y no estaba listo para enfrentar las consecuencias.

—No soy tan diferente como crees, Fay, —murmuré finalmente, con la vista fija en el suelo.

Fay:
Morgie se fue antes de que pudiera decirle algo más. Quedé sola en el invernadero, pensando en sus palabras, en la forma en que siempre intentaba mantener esa barrera invisible entre nosotros.

Pero por más que tratara de alejarse, había algo que lo hacía volver cada vez. Tal vez yo no lo entendiera del todo, pero sentía que había más en él de lo que dejaba ver.

Los días siguientes transcurrieron de manera similar. Yo intentaba concentrarme en el Castle Coming, en ayudar a Bridget y Ella con los preparativos, pero no podía sacarme a Morgie de la cabeza. Algo en nuestra última conversación me había dejado una sensación extraña, como si me estuviera advirtiendo de algo, pero no sabía qué.