Beyond the wand

26

Fay:
El día había comenzado con un brillo especial, uno de esos días en los que la felicidad parecía estar escrita en cada rayo de sol. Morgie había insistido en que tenía una sorpresa para mí, algo que ni siquiera podía imaginar. A pesar de mis intentos por sonsacarle alguna pista, solo me había dedicado una sonrisa misteriosa y un guiño juguetón.

Ahora, caminábamos juntos por un sendero tranquilo, alejándonos de la academia y adentrándonos en el bosque que rodeaba Merlin Academy. Las hojas crujían bajo nuestros pies y el aire fresco llenaba nuestros pulmones. Todo a nuestro alrededor parecía vibrar con una energía especial, como si el mundo supiera que este día sería diferente.

—¿Me vas a decir a dónde vamos o vas a dejarme en suspenso todo el camino? —pregunté, fingiendo un tono de reproche mientras trataba de contener una sonrisa.

Morgie solo se rió, apretando suavemente mi mano.

—Te prometo que valdrá la pena, Fay. Solo un poco más de paciencia, ¿sí?

Sus palabras estaban teñidas de una ternura que me hacía difícil resistirme. Así que, simplemente asentí y me dejé llevar. Después de unos minutos más de caminata, llegamos a un claro rodeado de árboles altos. En el centro, había un pequeño lago, cuyas aguas reflejaban el cielo azul y las nubes que comenzaban a arremolinarse suavemente.

—Aquí es —anunció Morgie, deteniéndose y girándose hacia mí con una sonrisa que hacía que su rostro brillara aún más.

—Es precioso —susurré, maravillada por la belleza del lugar—. ¿Cómo supiste que este era uno de mis lugares favoritos?

Él se encogió de hombros, con esa expresión que lo hacía ver tan adorablemente travieso.

—Digamos que tengo mis fuentes. —Me guiñó un ojo antes de soltar una carcajada.

El aire cambió repentinamente, trayendo consigo un ligero aroma a tierra húmeda. Las nubes sobre nuestras cabezas se habían oscurecido un poco, y no pasó mucho tiempo antes de que pequeñas gotas de lluvia comenzaran a caer, salpicando nuestras mejillas.

Miré hacia el cielo, riendo mientras la lluvia se intensificaba, pero Morgie no parecía tener intención de buscar refugio. En lugar de eso, soltó una de mis manos solo para tirar de mí con más fuerza.

—Fay, ¿quieres bailar conmigo? —preguntó con una seriedad sorprendente, sus ojos brillando a pesar de la lluvia que comenzaba a empaparnos.

Morgie:
La vi parpadear, sorprendida por mi propuesta, pero luego su rostro se iluminó con esa sonrisa que siempre hacía que mi corazón diera un vuelco. Mientras la lluvia caía a nuestro alrededor, no me importaba que nuestras ropas se empaparan, ni que nuestras cabelleras quedaran totalmente desordenadas. Solo importaba este momento, solo importaba ella.

Tomé su cintura con suavidad, acercándola más hacia mí, mientras su mano descansaba en mi hombro.

Comenzamos a movernos al compás de una música que solo nosotros podíamos oír. El mundo exterior se desvaneció, y todo lo que quedaba éramos nosotros, girando y riendo bajo la lluvia.

De pronto, sin previo aviso, comencé a cantar suavemente, recordando la melodía que había estado practicando en secreto para ella. La había llamado "Destiny", porque eso era lo que éramos: dos almas destinadas a encontrarse, sin importar los obstáculos.

—It seemed impossible, something unreal... a chasm too wide to seal. But now, when I see you here, I feel at home... 'cause we're meant to be, you and me, leaving the world behind.

Sus ojos se abrieron con asombro, y su sonrisa se hizo aún más grande mientras me seguía en la letra, su voz uniéndose a la mía.

—Does it matter what they say? You are my destiny, my beginning and my end... I never thought I'd love someone like I love you... You made me change, you helped me mend...