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Fay:
El castillo comenzaba a iluminarse, los preparativos para el Castle Coming estaban casi completos. Cada rincón del lugar se sentía mágico, lleno de detalles brillantes que hacían de esa noche una promesa de algo inolvidable. Caminaba por los jardines, perdiéndome en el pensamiento de lo que sucedería esa noche.

—¿Estás más emocionada o nerviosa? —me sorprendió la voz de Morgie a mis espaldas.

Me giré para verlo. Estaba más cerca de lo que esperaba, su presencia siempre parecía envolverme, y eso no era diferente ahora.

—Un poco de las dos, supongo —le respondí con una sonrisa nerviosa—. No sé qué esperar. Todo parece... distinto.

Morgie bajó la mirada y luego me la sostuvo, como si quisiera decir algo más, pero se quedó en silencio. Era difícil no notar que había algo cambiando entre nosotros. No había vuelto a mencionar el beso, ni yo tampoco, pero esa pequeña chispa parecía estar siempre en el aire cuando estábamos juntos.

—Pensaba que tal vez podríamos dar un paseo... si no tienes planes ahora —sugirió, su tono casi inseguro, lo cual era raro en él.

—Claro, me encantaría.

Caminamos en silencio por unos minutos, el sonido de nuestros pasos llenaba el aire. Había algo cómodo en la quietud, pero también una tensión suave, como si ambos estuviéramos esperando que algo sucediera.

—He estado pensando en ti —dijo finalmente Morgie, rompiendo el silencio.

Mi corazón dio un vuelco, pero intenté mantenerme calmada.

—¿Ah sí? ¿Y en qué exactamente? —pregunté, sintiendo un leve rubor en mis mejillas.

Él se detuvo y me miró, más serio que nunca.

—En cómo todo parece diferente cuando estoy contigo, Fay. No estaba en mis planes que esto pasara, pero aquí estamos.

Sentí una calidez en mi pecho, pero antes de que pudiera decir algo, él continuó:

—Pero... también hay cosas que no te he dicho.

Mi corazón se detuvo por un segundo. No sabía si quería escuchar lo que venía después, pero parte de mí también necesitaba saberlo.

Morgie:
Cada palabra que decía me pesaba más de lo que hubiera imaginado. Tenía que ser cuidadoso, muy cuidadoso. Los villanos, Uliana especialmente, estaban contando conmigo para seguir con el plan, pero cada vez me costaba más pensar en Fay como solo una pieza en ese juego.

—Fay... —comencé, pero me quedé sin palabras. Sentía que si decía algo más, lo arruinaría todo.

Ella me miraba, esperando. Había algo en su mirada que siempre lograba desconcertarme, como si estuviera viendo más allá de mis mentiras.

—No importa —dije finalmente—. Solo quería que supieras que no importa lo que pase, lo que está pasando entre nosotros... es real.

Y en ese momento, antes de que pudiera detenerme, la besé otra vez. Fue un beso más suave, más lento que el anterior, pero no menos intenso. Era como si el mundo alrededor desapareciera por completo, dejándonos solo a nosotros dos. Pero mientras me dejaba llevar por el momento, la realidad de lo que tenía que hacer me golpeó de nuevo.

Este beso no solo era una declaración de mis sentimientos, sino también el inicio de algo más oscuro. El plan estaba en marcha, y Fay, sin saberlo, seguía siendo la clave de todo.

Fay:
Sentí que el tiempo se detenía mientras sus labios rozaban los míos. No era como el primer beso, este tenía algo más profundo, algo que me hacía temblar por dentro. Sus manos se movieron lentamente hasta tomar las mías, como si temiera que en cualquier momento pudiera alejarme.

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