12

185 19 43
                                    

Fay:
Mis pasos me llevaron directamente hacia el claro donde esperaba encontrarme con Morgie. Habían pasado unos días desde nuestra última conversación, y durante ese tiempo, había intentado aclarar mis sentimientos. Quería decirle que lo amaba. Quería que él supiera lo que sentía. Pero entonces, las voces en la distancia me detuvieron en seco. Me escondí tras un árbol cercano, y lo que escuché me rompió el corazón.

—¿Estás segura de que esto funcionará? —preguntó Morgie, con una voz baja y sombría.

—No te preocupes, —respondió Uliana, con ese tono calculador que siempre llevaba consigo—. Solo es cuestión de tiempo. Fay confía en ti, y cuando logres que se enamore por completo, nos ayudará a conseguir el libro sin sospechar nada.

Sentí como si el suelo bajo mis pies se desmoronara. ¿Todo lo que habíamos compartido, todos esos momentos... eran simplemente una farsa para obtener lo que querían?

—No le des mucho espacio, —agregó Uliana, impasible—. No dejes que se te escape ahora. La necesitamos.

Cada palabra era como un puñal. Mi cuerpo temblaba, no por el frío, sino por la traición. Me acerqué más, sin preocuparme por ocultar mi presencia.

—¿Así que todo se trataba de esto? ¿Usarme para su estúpida venganza? —las lágrimas caían por mis mejillas; no podía siquiera mirarlo a la cara.

Morgie giró hacia mí, su rostro pálido

—Fay, no, no es lo que piensas —dijo Morgie, intentando acercarse a mí.

—No me toques. Y creo que es exactamente lo que pienso. No puedo creer que todo este tiempo me hayas estado usando. Te odio —sabía que la última parte no era cierta, porque, por más que me lastimara, yo nunca podría odiarlo. Lo amaba; pero creo que a él le afectó escuchar esas palabras.

Morgie:
El dolor en su voz me atravesó como una daga. No era capaz de procesar lo que acababa de decirme. "Te odio." La expresión de Fay, ese fuego en sus ojos entre el enojo, la tristeza y la decepción era lo único que podía ver. Traté de acercarme de nuevo, pero su mirada me detuvo en seco.

—Fay, por favor... —mis palabras se sentían vacías, porque sabía que, en el fondo, ella tenía razón. No había una excusa que pudiera arreglar lo que hice.

—Ya no me importa lo que tengas que decir, Morgie. —Sus palabras eran duras, pero el temblor en su voz delataba el dolor que compartíamos—. No puedo... no puedo creer que alguna vez te haya querido.

Mi mundo se desmoronó en ese momento. Porque sabía que ella aún me amaba. Pero yo... yo había arruinado todo.

Fay:
El aire entre nosotros parecía más frío ahora, como si la realidad de lo que acababa de descubrir hubiese congelado cualquier rastro de calidez que había sentido antes. Morgie seguía allí, intentando encontrar las palabras adecuadas, pero yo ya no podía escuchar más.

—Te escuché claramente —dije con la voz quebrada—. Todo fue una mentira. Cada sonrisa, cada mirada, cada palabra...

Sentí cómo mi garganta se cerraba, ahogando el resto de las palabras. No quería seguir hablando. No quería seguir sintiendo.

Morgie dio un paso hacia mí, sus ojos suplicantes.

—Fay, no fue una mentira. Al principio... sí, lo admito, todo empezó como parte de un plan. Pero eso cambió. Tú cambiaste todo.

Negué con la cabeza, incapaz de procesar lo que decía.

—¿Cambió? —repetí, casi con incredulidad—. ¿Cómo puedo creerte? Todo lo que hemos vivido ha sido una mentira. No sé qué es real y qué no.

Beyond the wand Donde viven las historias. Descúbrelo ahora