Interludio 2

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¿Cuál es mi valor en este mundo? ¿Qué es lo que debo buscar y apreciar? ¿El amor? ¿El poder? Quizás solo sea una mera ilusión en la que estoy vagando por mi falta de voluntad, no creo querer nada, todo lo que he llegado a desear siempre ha acabado en una profunda decepción, quise una familia, pero mis padres acabaron siendo los primeros en abandonarme, a nadie le importa lo que me pase y cuando más necesite ayuda nunca pude encontrar a quien me tendiera la mano, quizás no he buscado lo suficiente ¿realmente valdrá la pena buscar algo así?

No soy nada ni nadie en comparación con el gran mundo que se presenta ante mí, si nuestras vidas son tan insignificantes como para que un cadáver en medio de las calles sea ignorado por los demás, ¿entonces donde terminare yo el día de mi muerte? Abandonada en el suelo mientras todos ignoraban incluso la responsabilidad de recoger lo que quedo.

-N...no! ¡Lo siento! ¡No me mates por favor! -¿???-

Entre gritos que se me hacían vagos simplemente corte con aquella daga oxidada el cuello de aquella basura que estaba sobre mí, sin padres ni nadie quien la cuidara únicamente se encontraba una pequeña niña cubierta de la sangre de aquella escoria quien hasta hace unos segundos rogaba por su vida. Que valor tiene una vida cuya última acción antes de su sentencia fue el intentar abusar de alguien más pequeña que él.

-No quiero esto.....

¿De qué sirve haber acabado con esto? Estoy atrapada, resistirse era inútil por lo que simplemente pasar desapercibida era la mejor solución, no quiero que me vean, no quiero que me hablen, no quiero que me molesten. ¿Estoy cansada de esto, siquiera puedo salir de esta situación? ¿Porque me tenían que pasar todas estas cosas?

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El estar sola era consecuencia de un simple error sin solución, en los barrios podres tener un hijo no era particularmente bueno, un hijo pedía recursos que muchas veces no se podía ofrecer y al no querer ese resultado muchos padres simplemente se deshacían de ellos, hay muchos orfanatos nacidos del deseo de ayudar pero que tras pasar el tiempo acababan siendo no más que una prisión en donde contar con algunas comidas y trabajo eran de lo mas apreciado.

Aunque mi tiempo allí fuera corto al menos podía regocijarme en haber vivido bajo un techo y tener algo de comida que esperar cada día, los cuidadores eran basuras y muchos niños no eran mas que monedas de cambio para satisfacer sus propios deseos egoístas. El día que debía ser mi turno de salir de aquel lugar fue cuando por primera vez tome una vida con mis manos, en ese momento el miedo me llenaba por completo, el terror de ser la siguiente me hizo querer apartarme de todo, solo quería desaparecer para no vivir aquel cruel momento. Habrá sido en respuesta a mis deseos o quizás mi propia debilidad manifestándose en mi deseo de apartarme del peligro, ese día con tan solo 5 años de edad use mi magia por primera vez.

Aunque describirlo era complicado podía sentir el cálido maná rodear mi cuerpo con delicadeza, una fina capa que me alejaba del exterior, todo parecía moverse mas lento a mi alrededor como si realmente me encontrara en otro plano distinto al real, un espacio donde me sentía bien, sin miedo ni dolor, todos mis sentidos se sentían extraños mientras que ante mis ojos ahora se vislumbraba una imagen de completo desagrado, como si se tiñera de un tétrico color en aquel hombre solo pude ser muerte y desesperación, una sonrisa enferma que me hacía sentir indefensa.

Ver aquel preludio de lo que me esperaba hizo que algo dentro de mí me hiciera reaccionar con algo más que temor, el desespero me invadió en donde sin dudar un segundo me forcé a mí misma a actuar, el hombre ya se encontraba sobre mi en ese momento, fue el resultado de mi magia lo que con su confusión medio la oportunidad de atacarlo con todo lo que tenía a mi disposición, en este caso, una daga que guardaba aquel hombre en su cinturón, el cual había arrojado a un lado de nosotros.

VelztekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora