16. Sin Palabras

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+18 continuar bajo su propio riesgo
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Cuti llegó a la casa de Licha justo cuando el sol comenzaba a ocultarse, tiñendo el cielo de tonos anaranjados. La tarde había sido tranquila hasta ese momento, cuando le abrieron la puerta saludo con un beso rápido en la mejilla, el rubio simplemente se adentró a su departamento dejando que Cuti cerrara la puerta y lo siguiera. Una vez dentro se encontró con Licha ya en el sillón de su living, revisando su celular con una expresión divertida.

—¿Qué pasó? —preguntó Cuti, inclinándose para ver qué le causaba tanta risa.

—Mirá esto —respondió, dándole su teléfono. Era el tweet de Enzo, lleno de frases de "Ocho Cuarenta" de Rodrigo.

Cuti soltó una risa. —Ese Enzo no se puede aguantar. Siempre tiene que tirar alguna.

—Sí, pero... —Licha se rascó la cabeza, pensando—. ¿Te parece que lo puso por Julián?

Cuti lo miró, notando cómo una sombra de preocupación pasaba por el rostro de Licha. —¿Y qué si lo hizo? Julián y Enzo son... complicados. Pero ¿Quién no tiene idas y vueltas en la vida?

Ambos se rieron, pero la risa rápidamente se desvaneció cuando Cuti sintió que el ambiente se tornaba más tenso. No era la primera vez que pensaba en la relación de sus amigos, pero ahora que estaba a solas con Licha, la cercanía comenzaba a hacer que sus pensamientos se entrelazaran de maneras diferentes.

—Ah si, ¿te parece si escuchamos esa canción? —propuso Licha, cambiando de tema mientras se levantaba a buscar el altavoz.

El cordobés lo observó, sintiendo que algo en el aire había cambiado. La forma en que Licha movía las manos mientras buscaba su música, el modo en que su cabello cae por su nuca... Todo se sentía diferente. Mientras el rubio se concentraba en conectar el parlante, Cuti tomó un momento para inhalar hondo, dispuesto a dejar de lado sus inseguridades.

Al sonar las primeras notas de "Ocho Cuarenta", Licha regresó al sofá y se sentó más cerca de Cuti, casi tocándolo. La canción llenó el ambiente con una mezcla de nostalgia y anhelo. Cuti no pudo evitar sonreír mientras escuchaba la letra, sabiendo que cada palabra resonaba en ellos, como si la música hablara de su situación, aunque de una manera que aún no se atrevían a explorar.

—¿Sabés? —dijo Cuti, mirándolo—. A veces pienso que deberíamos tener nuestra propia canción.

Licha lo miró con curiosidad. —¿Y cómo sería eso?

—No sé —respondió, sintiendo que su corazón comenzaba a acelerarse—. Pero me gustaría que hablara de nosotros. De cómo estamos siempre juntos y... todo eso.

La mirada de Licha se intensificó, y por un momento, el ruido del mundo exterior desapareció. Se acercó un poco más, como si la canción los hubiera envuelto en un espacio solo para ellos.

—Cristian... —susurró, casi como si se estuvieran acercando a un precipicio.

—Me encanta cuando decís mi nombre.

El roce de sus brazos, la forma en que sus ojos se encontraban, todo parecía alinearse en un instante perfecto. Con la música de fondo, Cuti decidió arriesgarse una vez más.

Se inclinó hacia Licha, sintiendo una mezcla de nervios y emoción, y en el momento que sus labios se encontraron, el mundo a su alrededor se desvaneció por completo. Fue un beso suave al principio, una conexión llena de promesas muy diferente al primer beso, pero a medida que se entregaban al momento, la intensidad creció, como si finalmente se permitieran dejar atrás todas las dudas.

Entre Cruces y Miradas - EnzulianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora