La mañana siguiente llegó con un aire más fresco de lo esperado. Julián despertó lentamente, su mente aún aturdida por los eventos de la noche anterior. Los primeros rayos de sol se colaban por las cortinas, iluminando el cuarto de manera tenue. Giró en la cama, esperando encontrarse solo, pero ahí estaba Enzo, durmiendo profundamente al otro lado de la cama, boca abajo, con la cara enterrada en la almohada. Parecía tan tranquilo, ajeno a todo lo que había pasado.
Julián lo miró por un momento, recordando la conversación que habían tenido la madrugada anterior. Las palabras de Enzo resonaban en su cabeza, especialmente las últimas.
"Sabés que ahora quiero todo con vos."
Suspiró, sintiendo una mezcla de confusión y algo más profundo que no podía negar. ¿Estaba listo para algo así? ¿Realmente quería todo con Enzo?
Se deslizó cuidadosamente fuera de la cama, tratando de no despertarlo, y fue hacia la cocina. Necesitaba unos mates para aclarar su mente. Mientras el aroma de la yerba comenzaba a llenar el pequeño departamento, Julián no podía dejar de pensar en la noche anterior. La pelea con Nicolás, el miedo que sintió cuando lo agarró en el boliche, y la forma en que Enzo había estado ahí, como siempre. Pero también estaba la sensación amarga de haberlo visto con esa chica.
El sonido de unos pasos detrás de él lo sacó de sus pensamientos.
— ¿Ya te levantaste? —la voz ronca de Enzo lo hizo sonreír, dándose vuelta para verlo entrar a la cocina, despeinado y con los ojos todavía entrecerrados.
—Sí, te dejé dormir un poco más —dijo Julián, pasándole un mate mientras Enzo se acercaba a él, apoyándose en la mesada.
—Gracias —respondió, tomando el mate sin mirarlo, claramente también un poco perdido en sus propios pensamientos—. Ayer... ¿cómo te sentís?
Julián se encogió de hombros, no queriendo darle más vueltas al asunto de lo que ya había hecho en su cabeza.
—Bien, supongo. Vos lo dijiste es un gil, pero... ya está, mejor no hablar más de eso —respondió, aunque algo en su tono le indicó a Enzo que no estaba siendo del todo honesto.
—Sabés que podés contarme, ¿no? —insistió Enzo, dejando el mate a un lado para mirarlo a los ojos—. No quiero que te guardes nada de lo que pasó ayer.
Julián lo miró por un segundo, viendo la preocupación genuina en su rostro. A pesar de todo, Enzo siempre estaba ahí, y eso era algo que no podía ignorar. Dio un paso más cerca, con la mirada fija en sus ojos.
—Ya te dije, estoy bien —repitió, pero esta vez su voz sonaba un poco más suave—. Además, ¿vos estás bien? Ayer fue un quilombo.
Enzo soltó una risa corta, rascándose la cabeza.
—Bueno, sí, fue todo un bardo... pero no importa, mientras vos estés bien.
Ambos se quedaron en silencio por un rato, en una especie de calma tensa. Julián sentía que había más que decir, pero no sabía cómo empezar. Finalmente, Enzo rompió el silencio.
—Juli, anoche cuando dijiste eso de que no somos nada... ¿Lo decías en serio? —preguntó, con una seriedad que hizo que Julián sintiera un nudo en el estómago.
Julián lo miró, sintiendo que el momento había llegado, aunque no estaba seguro de si estaba listo para enfrentarlo.
—Enzo, yo... —empezó a decir, pero las palabras se le atascaban en la garganta—. Es que no sé. Todo esto es nuevo para mí, ¿entendés? No es que no quiera... —Se interrumpió, frustrado consigo mismo por no poder expresarse mejor.
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Entre Cruces y Miradas - Enzulian
FanficLa tensión entre Julián y Enzo se nota en cada cruce, tanto en la vida real como en los grupos. El contraste entre el pibe relajado y el turro canchero promete generar chispas desde el principio.