Comenzando la búsqueda de respuestas.
NARRA UZELLB.
Poco a poco todo a mi alrededor parecía volver a su naturaleza, la habitación, el sonido del viento atravesar la ventana, y una voz que mencionaba mi nombre repetidas veces con un tono apagado que con dificultad logré escuchar.
—Uzellb.
Volvió a mencionar, pero estaba demasiado aturdido como para desviar mi vista hacia quien me hablaba, sabía que era mi hermana, su mano aún permanecía sobre mi hombro. Sentí cómo comenzaba a deslizarse por sobre la tela de mi saco, obligándome a reaccionar me giré para poder ver a Lubriel tras de mí a punto de caer de espaldas al suelo, estaba un poco débil, pero no tanto como la primera vez que el libro me reveló aquel suceso, fue mi instinto al verla caer el que reaccionó, no comprendo la rapidez con la que ejecuté mis movimientos, una de mis manos logró capturar la suya y la sostuve, sus ojos estaban cerrados, pensé que se había desmayado pero comenzó a abrirlos con lentitud.
Logré llevarla al pie de la cama e hice que se sentara en la orilla, llevó una de sus manos a su cabeza y se quejó varias veces, le escuché decir que le dolía la cabeza de una forma que jamás le había dolido. Pasaron unos minutos y comenzó a normalizarse, noté que algo andaba mal con ella. Nuestra madre llegó a la habitación para apresurarnos a ir donde mi padre y sus invitados, pero al verla así se mostró preocupada.
—Lubriel, no te ves bien, ve a la cama cariño, descansa, te llevaré la cena.
Mi hermana asintió, no dijo nada, ni siquiera volvió a mirarme, mi madre la tomó de los hombros y comenzó a caminar directo hacia afuera.
—Hijo, baja. —dijo mi madre, viéndome por unos momentos y añadió antes de salir de mi habitación junto a Lubriel— Tu padre nos espera, llegaré enseguida.
No quería que mi padre quedara mal con su jefe, después de todo, luego de la cena tendría tiempo de sobra para averiguar qué sucede con Lubriel, eso si se recupera pronto. Suspiré pensando en las cosas han pasado estos últimos días, desde que encontramos ese libro que me he cuestionado muchas cosas que antes nisiquiera pensaba, no obstante, retiré esos pensamientos de mi mente y me dirigí donde mi padre.
Bajé las escaleras y me encaminé por la sala hasta llegar a la cocina, ahí estaba el jefe de mi padre y su familia, no vi sus rostros muy bien, hasta que me acerqué a la mesa, me fijé en la esposa, en el señor que hablaba con papá y en el que supuse era el hijo quien alzó su vista para verme, al verlo la rabia que sentí en el rink cuando lo golpeé volvió a aparecer, era Varek, con su cabello ligeramente largo tintado de verde tapando medio rostro, al verme se lo apartó sutilmente dejando ver su ojo morado, su nariz con un parche blanco y su labio partido con un leve color violáceo alrededor de la herida, no pude resistir reír disimuladamente al verlo así, ni su padre ni el mío se percataron de que estaba burlándome de él, pero Varek lo notó, me miró de mala manera.
—Malcolm, Denisse, Varek. —habló mi padre viendo a los presentes— Les presento a uno de mis hijos. Uzellb. —tras decir esto me miró, luego miró hacia atrás, supuse que esperaba ver a Lubriel.
—Así que tú eres el tan afamado hijo de Aldon, el jugador y capitán del equipo de la UICS, he escuchado mucho de ti, y no solo por tu padre. —comentó Malcolm mientras me sonreía.
—Es un gusto señor. —dije con simpleza.
—Muchos suelen hablar de ti en la empresa. —comentó ahora la madre— Por tus grandes hazañas estos años en el equipo de la mejor universidad de Sheffield, les has dado muchas victorias; también se habla de Lubriel, y de las historias de terror que suele contar, recuerdo vagamente cuando ella era pequeña y me visitó en la oficina de repente, es muy agradable. Hablando de ella... —su mirada recorrió lo que se podía ver de la casa desde la cocina— ¿Dónde está?, pensé que cenaría con nosotros.

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Uzellb & Lubriel ©
ParanormalTodo ha cambiado. El juicio final se ha ejecutado. Desde ese día el mundo se volvió mejor, pero los impíos siguen habitando las Tierras que Dios ha creado, ellos no se fueron, solo se ocultaron. Viven con la esperanza de ser liberados, de ser visibi...