Ellos se presentaron ante mí.
NARRA UZELLB.
Es un lugar oscuro, estoy caminando a ciegas, procurando no dar un mal paso, con mis manos intentaba tocar algo, pero no había nada que tocar. Había un silencio sepulcral, podía sentir mis latidos tan fuertes como unos tambores, escuchaba mi sangre correr por mis venas, mis huesos crujir con cada movimiento que daba, era algo fascinante pero atemorizante. Seguía caminando, pero aquel lugar que no revelaba nada, parecía infinito, comencé a desesperarme, buscaba una salida, pero no conseguí encontrarla.
No sé cuánto tiempoha pasado, me pareció una eternidad, pensé que estaba atrapado ahí y ya jamás podría salir ni ver la luz, eso pensé hasta que mis oídos captaron el sonido de una enorme puerta abriéndose. Seguí el sonido, guiándome por la agudeza de mi sentido, y cuando logré encontrarla, pude ver cómo era, era inmensa, estaba hecha de oro, tenía muchos detalles, entre ellos algunos que se reflejaban en el libro de las crónicas, otros eran ángeles sosteniendo espadas, otros eran unas bestias con forma de animales pero mutantes, también habían unos símbolos circulares, y en el centro, en lo más alto, yacía algo parecido a la punta de una lanza, resplandecía como si una intensa luz le impactara, cosa que me sorprendió, puesto que el lugar permanecía totalmente umbrío.
El lugar poco a poco era iluminado por la luz que emitió la puerta al abrirse, no se había abierto por completo, una de las alas estaba cerrada mientras la otra dejaba ver lo que estaba del otro lado.
Jamás había creído en un cielo y un infierno, pero lo que mis ojos estaban viendo me hicieron pensar en la existencia de ambos mundos, las nubes se podían apreciar a simple vista, así como también un suelo blanco tan pulcro. Me acerqué solo un poco para poder apreciar con más detenimiento, al fondo había un enorme palacio, incomparable en todo aspecto con el que haya visto antes, era tan blanco, tan luminoso que podría dejarme cegado, seguí admirando aquello cuando de pronto la oscuridad volvió, deshaciendo todo rastro de aquel avistamiento que había tenido, de nuevo el silencio llegó, y una vez más me dispuse a buscar la forma de salir.
Me detuve de golpe cuando escuché una risa femenina, fue una que me resultó atrayente, la risa se escuchaba cerca, y a veces lejos, caminé intentando llegar hasta la mujer que reía, en un principio no vi nada, pero luego percibí un olor a rosas frescas, miré hacia abajo y pude visualizar pétalos de rosas blancas dispersas por el suelo, mis botas las pisaban, se había formado una extensa alfombra, cual seguía, eso me condujo directo a la mujer que reía, era la misma con la que estuvo nuestro padre, estaba desnuda, con sus alas extendidas, y su cabello negro suelto, pero no estaba sola, frente a ella, dándome la espalda había un extraño ser. Aquel ser era alto, superaba a la mujer en altura, su cuerpo masculino, aunque parecía humano, no lo era, su color de piel era blanca, tenía cuatro brazos, los del frente poseían manos humanas, pero los otros dos tenían unas largas y afiladas garras que tomaban la cintura de la mujer, su cabello era de un blanco brillante, parecía transparente, al igual que sus alas enormes blancas y negras. Solo observé, la mujer abrazaba al ser, subiendo su pierna con total atrevimiento para llevarla a la cintura, las manos de aquella mujer acariciaban sus brazos, él estaba sumergiendo su rostro en su cuello, era una escena de lo más pecaminosa. Pero uno de ellos se percató de mi presencia, la mujer. Pude ver su rostro, parecía tan angelical, tan pura, tan inocente.
Se separó de él y caminó en dirección a mí, sus ojos impactaron con los míos, sonrió y vi un destello dorado en sus ojos negros. Su cercanía me tensionó, no sé por qué me incomodó, así que cerré mis ojos.
Mi mano apretó con fuerza el freno delantero de mi motocicleta, haciendo que se detuviera de sopetón, incluso derrapé un poco, así que haciendo una maniobra logré no impactar con nada, mucho menos caer y estropearla. Cuando mi motocicleta se detuvo, me quité mi casco. Mi respiración estaba agitada, miré a todos lados, estaba en la carretera, no había más autos ni motos transitando, pero yo me preguntaba cómo es que había llegado hasta acá, sino recordaba haber pasado la curva que quedaba atrás, y la pregunta más importante, ¿por qué había visto eso?, todo en mi cabeza era un absoluto desastre, empezando por la última visión que el libro nos permitió ver, vimos a nuestros padres ser asesinados por aquel hombre que tanto mi hermana como yo solíamos soñar con recurrencia, Lubriel al verlo se sintió totalmente destrozada, y yo me sentí molesto, las cosas que dijeron, fueron lo bastante extrañas para dejarnos pensativos por un largo tiempo sin saber qué pensar o decir al respecto, si bien es cierto, ninguno de los dos había convivido con nuestros padres, el hecho de saber que nos fueron arrebatados nos dejó con una sensación similar a un vacío, aunque, según esa visión quien había muerto era nuestra madre, nuestro padre, al parecer seguía con vida, pero no en este plano, estaba lejos de nosotros, y eso nos dio la esperanza de que algún día pudiéramos reunirnos con él, si de algo estábamos seguros, es que nuestros padres no nos abandonaron, ni se fueron como suelen hacer los padres convencionales, ellos nos amaban, las visiones nos lo dejaron demasiado claro.

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Uzellb & Lubriel ©
ParanormalTodo ha cambiado. El juicio final se ha ejecutado. Desde ese día el mundo se volvió mejor, pero los impíos siguen habitando las Tierras que Dios ha creado, ellos no se fueron, solo se ocultaron. Viven con la esperanza de ser liberados, de ser visibi...