Elixir rubrum est et cor tuum rumbrum.
—Estás aquí...
Fue lo que pude decir después de ver lo que se me presentó ante mis ojos. Honestamente no podía comprender lo que había sucedido, mi mente estaba descolocada, estaba consternado, aturdido, sorprendido incluso por las cosas que pude ver cuando mi hermana provocó que mi mano y la de aquella sombra se tocaran entre sí. Comprendí muchas cosas, la principal, que esa sombra no era cualquier sombra, era nuestro padre, cuando mi mano tocó la suya mi vista se cegó y varias escenas se presentaron ante mis ojos, cuando yo era un pequeño junto a mi hermana y él estaba con nosotros, en ninguna de las escenas miré a mi verdadera madre, supuse que aquello se debía al plan que formularon él y Kaynan, plan donde ellos harían creer a nuestra madre que nos amaba, pero solo fingiría. Sin embargo, hubo algo más, pareció ser como una visión dada por el mismísimo libro de las crónicas, por un momento me perdí y pensé que había tocado el libro, pero reparé en que, en realidad lo que estaba tocando era la mano de mi padre, y quizás, estaba viendo a través de sus recuerdos. Pude ver como creaba vida a partir de él, de su corazón creó un cuerpo para el alma de una mujer de nombre Charlotte, la misma mujer que mi padre conoció en el pasado, la otra parte de Lilith; la hija biológica de un poderoso arcángel, y la misma mujer a la que nuestro padre le había escrito una carta que nosotros no podíamos leer.
En mi mente aún permanecía la conversación que ellos dos habían tenido mientras se creaba ese cuerpo, Kaynan le decía a mi padre que al hacerlo le daría parte de su vida y que debía afrontar las consecuencias de lo que había hecho, le dijo que se volvería insensible, y eso me hacía preguntarme, ¿qué tan grave era?, por palabras de Kaynan al crear ese cuerpo y darle una parte de mi padre a esa mujer la estaba convirtiendo en alguien más poderosa de lo que era, y eso según él al estar juntos antes de mil años sería peligroso, ahora me preguntaba también, ¿por qué mil años?, ¿qué tan importante era esa mujer para mi padre que sin impórtale se arriesgó?, y, lo que más me sorprendió, ¿un hermano que viene en camino?, muchas dudas invadían mi mente, tantas que empezó a dolerme la cabeza. Luego de ver todo aquello mi vista regresó, así como el lugar donde estaba, la lluvia aún se escuchaba, cayendo con más fuerza que antes, al igual que unos truenos, logré ver después rápidamente la sombra frente a mí, pero en tanto separé mi mano de la suya se desvaneció, viéndose como un humo que desapareció al instante. Saber que era nuestro padre me reconfortó, solo recordé la vez que hizo acto de presencia en las preliminares y me defendió de Adán, ahora sabía que, esa misma sombra era la que mi hermana veía de pequeña, por la que yo tanto me había burlado. Me arrepentía de eso, de haber comprendido las cosas como lo hacía ella, creo que algunas cosas habrían cambiado y tomado sentido para mí, si tan solo antes no hubiera sido tan incrédulo de todo esto que ahora sin previo aviso cambió mi forma de pensar. Ahora creía todo esto, cada cosa, porque yo era parte de este mundo.
Mi reacción fue un poco tardía, la sombra de mi padre ya se había ido, y hasta después me di cuenta de que quería hablar con él, preguntarle cosas, por primera vez, aunque de una forma distinta él estaba aquí, se había presentado ante mí, era claro que quería preguntarle cosas, pasar tiempo con él, pero no entendía por qué se había ido así tan de repente, eso me molestó.
—Padre, regresa, quiero verte de nuevo, quiero hablar contigo, ¡preséntate de nuevo aquí, te lo ruego!
Debía admitirlo, saber que era él me hizo volver a sentirme como un niño pequeño necesitado de un padre, como alguien que no sabía qué hacer y necesitaba de una guía, de esa manera me sentía, necesitaba de él, necesitaba escucharle decir que estaba con nosotros y que jamás nos abandonaría, enterarme de lo que mi madre sentía hacia nosotros me afectó de una manera súbita, me hizo hacer cosas que jamás pensé hacer, cambié, me cegué por la venganza, porque deseo vengarme de ella y de lo que hizo, también de Adán y todas las veces que mató a nuestro padre, la venganza me consumió y por eso solo he sacado lo peor de mí, pero ver esos recuerdos de él, de mi hermana y yo me hicieron sentir bien por un momento, olvidé los problemas, todo lo que estaba a mi alrededor y solo me centré en esos momentos que de pequeño pasé con él. Pero él se había ido, y ya no pude ver más, me volví a sentir como antes de verlos, lleno de odio.
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Uzellb & Lubriel ©
ParanormaleTodo ha cambiado. El juicio final se ha ejecutado. Desde ese día el mundo se volvió mejor, pero los impíos siguen habitando las Tierras que Dios ha creado, ellos no se fueron, solo se ocultaron. Viven con la esperanza de ser liberados, de ser visibi...