El alma perdida y el cuerpo creado del ser.
NARRADOR OMNISCIENTE.
Algunos años atrás.Distinguir bien como era aquel lugar era algo difícil, en su mayoría era oscuro, sombrío, solo una parte estaba bien iluminada, había una especie de camarín, en el lugar que aquello estaba parecía ser un santuario, en ese camarín claramente se podía apreciar una cápsula, como un ataúd de pie hecho de cristal y oro negro en sus orillas. Alrededor de aquello se situaban unas luciérnagas, de brillante luz blanca, rodeando el ataúd de cristal, pareciera que esa escena estaba sacada de un cuento de hadas, no obstante, de cuento no tenía nada. Dentro de esa cápsula de cristal yacía algo, similar a un humo blanco espeso que se mueve con lentitud por dentro, vagando en ese espacio reducido, sin tener una salida o a donde ir. Pero no solo aquello que se presentaba permanecía en ese lugar, había dos personas más, mejor dicho, dos seres más que apenas habían entrado al lugar.
—Esto es lo que quería mostrarte. —habló aquel brujo que siempre lo ayudaba, el que siempre estaba para él cuando más lo requería, Kaynan.
Amon estaba ahí con él, con su verdadera apariencia, con su piel grisácea clara, sus cuernos torcidos hacia arriba, su cola, sus garras, sus colmillos, una mezcla de lobo en su rostro, y su ala cortada. Desde que supo quién era, y después de que su cuerpo mortal muriera a manos de Adán recordó que ese mismo ángel había cortado una de sus alas, impidiéndole volar. Las heridas del demonio de la ira en esa forma demoníaca pueden regenerarse y curarse en solo segundos, a diferencia de cuando era un humano, que aquello tardaba más, sin embargo, su ala izquierda jamás se regeneró, solo dejó de sangrar y cicatrizó.
Cuando él escuchó las palabras de Kaynan se acercó a ese camarín, observando con detenimiento cada detalle que esto poseía, tenía muchos tallados hechos de oro negro, símbolos extraños, como sellos, y aquello no era de menos, pues el lugar en el que estaban era nada más y nada menos que el hogar de la tercera raza, en ese castillo plagado de fina y antigua decoración, Amon observaba, sin aun centrarse en el ataúd de cristal, él no estaba seguro por qué Kaynan le insistió en venir con él a este lugar, si bien Amon sabía de la profecía que involucraba a sus hijos con esta raza, no sabía por qué estaba en ese preciso momento ahí, cuando no era el momento de presentarse aun. Los Diangelus ya sabían de la presencia del primogénito de Satanás junto a la del brujo oscuro, pero no interfirieron, después de todo, ellos solo habían encontrado aquello que estaba dentro del ataúd, sabían que era un ser, mas no sabían qué clase de ser es. Por eso solo optaron por mantenerlo a salvo, a espera de la presencia de Kaynan, quien sabría qué hacer. Amon por fin miró aquel ataúd, sin despegar su vista de aquello que se movía por dentro, él lo asemejó a una energía de un ser, a la esencia de algo, algo que no sabía qué era.
El demonio se acercó más al cristal, al punto de solo ser separado por pocos centímetros, su rostro ladeaba, sus ojos divagaban, siguiendo cada movimiento que aquello hacía, de pronto algo lo cautivó, en el momento no se explicó qué cosa había sido, se empezaba a sentir extraño, de la misma manera en que Charlotte lo hacía sentir, es por eso que se le ocurrió hacer algo, no pensó que diera resultado, hacía mucho que esos poderes no los ponía en práctica, ni siquiera sabía si aún los poseía. Así como tenía poderes despiadados, tenía poderes que no hacían daño, que eran inofensivos, que solo existen para un bien, así como con su hija, Lubriel solo ha conocido poder que la pone en ventaja con los demás, no ha conocido los poderes que su hermano ha hecho, poderes que, también fueron los que más prevalecieron en Amon, hasta ahora.
Alzó su mano y la colocó con rudeza sobre el cristal, su palma impactaba con el ataúd, no dejaba de mirar aquella energía danzante, la que se movía sin detenerse, pero aquello se detuvo cuando la mano de Amon impactó con fuerza el cristal, ese humo blanco se movió solo cuando decidió acercarse a la mano de Amon. Aunque estaba del otro lado de ese grueso cristal, el poder de Amon era mucho más fuerte que el de su hija, ella solo puede ver a través de recuerdos tocando la mano de otro, Amon por otra parte, puede hacerlo con solo entrar en la mente de algo, y pensó que eso que sus ojos observaban tenía una mente, la energía se concentró en la palma de Amon, aquello se redujo hasta crearse un orbe, cuando eso pasó lo que Amon pretendía hacer dio resultado, aquel ser tenía mente y Amon fue capaz de entrar y ver a través de eso.
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Uzellb & Lubriel ©
ParanormalTodo ha cambiado. El juicio final se ha ejecutado. Desde ese día el mundo se volvió mejor, pero los impíos siguen habitando las Tierras que Dios ha creado, ellos no se fueron, solo se ocultaron. Viven con la esperanza de ser liberados, de ser visibi...