Pararse en mierda. La máxima expresión del asco, el asco esencial del alma, cada paso que das en la mugre social, los pies hundidos en una masa infecta que se pega a los zapatos como las almas huecas se pegan a sus falsos ídolos, como el amor idealizado —el amor podrido por la maquinaria de la ilusión— corre por las calles, disfrazado de romance, de pureza, de verdad imposible. Mierda, mierda es lo que veo en los ojos de los falsos amantes, no es el amor carnal lo que me enfurece, no es el sexo ni el toque de pieles sino esa cursilería vomitiva, esa dulzura venenosa, que contamina los momentos, que destroza la carne del arte con sus manos de terciopelo plástico, con su sonrisa de cartón pintado, asesina lo real y lo viste de un carnaval fantasma, de una utopía impostora.
¡Basta ya! Grito a las máscaras que arrastran sus cuerpos teatrales, tus disfraces baratos de artista, tus versos huecos que chorrean vacío, tus ojos sin historia, tus manos sin cicatrices, ¿cómo te atreves a hablar de poesía, a clamar sensibilidad, si jamás conociste el látigo en la espalda, si nunca el fuego del sufrimiento te quemó hasta los huesos? ¿Por qué debería considerar siquiera tu existencia infantil, tu danza ridícula de falsedad en los altares del arte, si nunca has sostenido el arma que mata, si nunca has sentido el peso de una vida extinguirse bajo tu mirada, el aliento final evaporarse entre tus dedos?
Tú, que hablas de vida como si la conocieras, pero nunca has sentido el hambre que retuerce el espíritu, nunca has probado el veneno de la adicción en las madrugadas más oscuras, ni la pobreza espiritual te ha arañado la carne con sus uñas inmisericordes. Exijo silencio a los impostores, a los falsos artistas que juegan a ser verdaderos, exijo el olvido para aquellos que se visten de sensibilidad y lloran lágrimas secas. Que se desvanezcan en la sombra, porque el que no es visto no es juzgado, y el que no es juzgado no puede transformarse partiendo de sus falencias.
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El Espíritu de la Modernidad
RandomEn un mundo donde la tecnología y la monotonía gobiernan nuestras vidas, El Espíritu de la Modernidad se adentra en las sombras de la existencia contemporánea, iluminando las grietas por las que se filtra la alienación y la deshumanización. A través...