La vida es una cadena de tragedias, Una farsa cruel que se repite sin sentido. En las calles de Latinoamérica, Esa farsa toma la forma de prostitución y explotación.
El sufrimiento de las víctimas es un reflejo de la condición humana, Una prueba de la crueldad inherente a la vida. En cada rostro, en cada mirada vacía, Vemos la verdad desnuda de nuestra existencia.
Las leyes, un mero velo sobre la barbarie, No ofrecen consuelo ni justicia. Las trabajadoras sexuales, abandonadas y olvidadas, Son las mártires de un sistema descompuesto y corrupto.
La pandemia, una sombra aún más oscura, Acentúa la desesperación y la miseria. Sin refugio, sin esperanza, Las víctimas deambulan en la fría soledad de la indiferencia.
Nosotros, conscientes de la futilidad de nuestra lucha, Alzamos nuestras voces no por esperanza, sino por dignidad. Resistimos no porque creemos en la redención, Sino porque en la resistencia encontramos nuestro ser.
Que esta proclama sea un eco en la inmensidad del vacío, Un recordatorio de nuestra lucha constante, Contra el absurdo de la existencia y la crueldad del destino, Porque, aunque sepamos que es en vano, debemos resistir.
En la noche eterna de la indiferencia, Que nuestra voz se levante como una llama, Contra la prostitución, la trata y el turismo sexual, Contra la miseria que nos devora desde dentro.
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El Espíritu de la Modernidad
RandomEn un mundo donde la tecnología y la monotonía gobiernan nuestras vidas, El Espíritu de la Modernidad se adentra en las sombras de la existencia contemporánea, iluminando las grietas por las que se filtra la alienación y la deshumanización. A través...