El Espíritu de la Modernidad

En el laberinto de la dialéctica hegeliana

En el laberinto de la dialéctica hegeliana, monstruo con mil cabezas, bestia de eternas metamorfosis girando sobre sí misma, la historia estalla como un fuego de estrellas enloquecidas, un torbellino de tesis y antítesis chocando en el abismo, brillando en el caos de ideas como bombas estallando, como flores púrpuras en el jardín de la conciencia humana.

¡Oh! Bajo el manto del devenir, la esencia se derrite y se congela, una nube de vapor en la marcha insaciable del Espíritu, la tesis, una declaración encendida como los versos de los poetas locos, la antítesis, el rugido de la selva, la carcajada de los demonios, y en medio, la síntesis - fuego y agua se abrazan como amantes en una verdad que se desgarra y se recompone, nueva y vieja, destrucción y génesis, la máscara del absoluto cubriendo los huesos de la nada.

El Espíritu atraviesa la espesura del tiempo, sus pasos de gigante resuenan en los cañones de la historia, susurro de traiciones, susurro de revoluciones, tejiendo su destino como una araña psicótica en un cosmos fractal, tejiendo un tapiz con hilos de sangre y sueños, cada idea una herida que se abre, una explosión que se despliega como un trueno en la mente del hombre.

Cada paso una negación que se proclama, cada verdad una mentira redimida, la historia se arrastra como una serpiente dorada dejando a su paso la piel de imperios caídos, de filosofías disueltas en la arena del desierto del ser. El drama de ideas en guerra, la danza de ángeles y chacales, un ballet macabro en la cima de la razón, el ser se refleja en el otro, mirada que rompe y funde la imagen, y en la síntesis, oh Dios, en la síntesis, se levanta en su plenitud, el Absoluto, el gran dios sin rostro, gritando su nombre en el centro del círculo eterno.

¿Qué otros conceptos, hermano, arden en la fragua del pensamiento? ¿Con qué otras palabras encenderemos el fuego de la visión?