Peter era un héroe que no le tenía miedo a nada ni a nadie, pero....había un problema, y si,si tenía miedo, miedo de invitar a salir a una chica y ser rechazado cruelmente.
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La luz del sol se filtraba a través de las cortinas de la habitación de Amélie, iluminando suavemente la escena. Peter Parker parpadeó, sintiéndose desorientado mientras intentaba recordar cómo había llegado allí. Cuando sus ojos se adaptaron a la luz, se dio cuenta de que estaba en la cama de Amélie, su pecho servía de almohada para la chica que dormía a su lado.
Amélie lucía hermosa mientras dormía, con su cabello esparcido sobre la almohada. Llevaba una camisa suelta que caía de su hombro y solo sus bragas, lo que hacía que Peter se sintiera un poco nervioso, pero también le llenaba de una felicidad que apenas podía describir. La calidez de su cuerpo contra el suyo lo hizo sentir una mezcla de protección y ternura.
Trató de recordar lo que había sucedido la noche anterior, y su mente rápidamente se llenó de recuerdos: risas, susurros, miradas cómplices, y cómo, en un momento, todo había escalado a un nivel que nunca había imaginado. Habían hablado sobre sus sueños, sus miedos y, en algún punto, sus labios se habían encontrado en un beso lleno de promesas. La noche había fluido de una manera tan natural que parecía un sueño.
Pero ahora, mientras observaba a Amélie dormir, una parte de él se sentía un poco ansiosa. Sabía que debían ser cautelosos; la relación que tenían era un territorio nuevo y emocionante, pero también frágil.
Con cuidado, decidió que era mejor escabullirse antes de que ella se despertara. No quería arriesgarse a incomodidades, así que lentamente se deslizó de la cama, tratando de no moverla. Al levantarse, notó su teléfono en la mesita de noche. Miró la pantalla y vio que era bastante temprano; probablemente todavía tenía tiempo para regresar a su propia casa antes de que alguien lo notara.
Mientras se vestía rápidamente, Peter no pudo evitar sonreír al recordar lo que había sucedido. Con una última mirada a Amélie, que aún dormía plácidamente, se deslizó fuera de la habitación y hacia la puerta de su casa. Al abrirla con cuidado, sintió una mezcla de emoción y nerviosismo.
Una vez en su casa, se recargó contra la puerta, sintiendo que su corazón aún latía con fuerza. Había algo innegablemente especial en lo que había compartido con Amélie, algo que lo hacía sentir vivo y lleno de posibilidades. Sin embargo, también sabía que debía tener cuidado; las cosas no siempre eran fáciles, especialmente cuando se trataba de relaciones en la universidad.
Con una sonrisa boba en el rostro, se dirigió a la cocina para prepararse un desayuno. Pero, mientras batía los huevos, su mente seguía girando en torno a Amélie y a lo que significaba esa noche para ellos. ¿Podrían realmente hacer que esto funcionara? ¿O sería solo un capítulo más en sus vidas?
Mientras pensaba en esas preguntas, decidió que lo mejor era dejar que el tiempo lo dijera. Pero no podía evitar emocionarse por lo que vendría a continuación.
Era un nuevo día en la universidad, y la energía en el aire era palpable. Después de clases, Peter encontró a Amélie sentada en un banco del campus, con una pequeña caja en sus manos. Su rostro estaba iluminado por una sonrisa que siempre lograba hacer que su corazón se acelerara.
