Peter era un héroe que no le tenía miedo a nada ni a nadie, pero....había un problema, y si,si tenía miedo, miedo de invitar a salir a una chica y ser rechazado cruelmente.
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El día de la cena llegó y la casa de los Parker estaba llena de vida. May había pasado la tarde preparando un delicioso banquete, con el aroma de las especias y la comida casera llenando cada rincón de la casa. Peter, emocionado y nervioso, se aseguraba de que todo estuviera perfecto para su novia, Amélie.
Cuando Amélie llegó, Peter la recibió con una sonrisa amplia y un cálido abrazo. Ella lucía radiante, con un vestido que resaltaba su belleza. La tensión se disipó rápidamente mientras entraba en la casa, donde May la recibió con un abrazo sincero.
—¡Amélie! ¡Qué bueno verte! —exclamó May, guiándola hacia la mesa—. Espero que tengas hambre, he preparado tu plato favorito.
—¡Oh, eso suena genial! —respondió Amélie, sonriendo mientras se sentaba junto a Peter. Él no podía dejar de mirarla con admiración.
Ben, que había estado en la cocina, salió con una botella de vino y un par de copas. Al ver a Amélie, se detuvo un momento y dijo en tono juguetón.
—¡Vaya! Amélie, eres muy hermosa para mi sobrino. ¿Qué haces saliendo con él? —su tono era ligero, pero la broma causó una oleada de risas en la mesa.
Peter se sonrojó, sintiéndose un poco incómodo, mientras Amélie se reía, disfrutando del comentario.
—Quizás soy yo quien debería preguntarte eso —replicó Amélie con una sonrisa traviesa, lanzándole una mirada juguetona a Peter—. ¿Qué has hecho para ganarte a una chica tan increíble como yo?
—¡Oye! —dijo Peter, tratando de defenderse, pero no pudo evitar sonreír—. Tengo mis trucos.
—Oh, claro, ¡como cocinar por ejemplo —bromeó Ben, riendo mientras servía el vino.
May intervino para aliviar un poco la presión.
—Ben, no seas malo. Peter tiene su encanto, además de que es un buen chico. Y estoy segura de que Amélie lo ha visto —dijo May, mirando a su sobrino con una sonrisa de orgullo.
La cena transcurrió entre risas y anécdotas, con Ben compartiendo historias de su juventud y haciendo reír a todos. Amélie se sentía cada vez más cómoda, disfrutando de la calidez y la amabilidad de la familia de Peter.
—Así que, Amélie —dijo Ben, recargándose en su silla mientras miraba a la chica—, ¿qué piensas de Peter hasta ahora? ¿Es un buen novio?
—Es un novio increíble, ¡siempre me sorprende! —respondió Amélie, con una sonrisa llena de cariño hacia Peter.
Él la miró con gratitud, sintiéndose afortunado de tenerla a su lado.
—¿De verdad? —preguntó Ben, levantando una ceja en tono de broma—. No tiene muchas habilidades en la cocina, así que ten cuidado. Podrías acabar cocinando todo tú.
Todos rieron nuevamente, y Peter hizo una mueca, sabiendo que su habilidad para cocinar no era la mejor.
—No me subestimes, Ben. Estoy aprendiendo —dijo Peter, cruzando los brazos y poniendo una expresión desafiante.
