Capitulo 34.1

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El sol comenzó a desaparecer detrás de las montañas del Valle del Fin, bañando el campo de batalla en un resplandor dorado. El cuerpo de Naruto yacía inerte en el suelo. La sangre que corría de su boca y su pecho formaba un charco oscuro bajo él, como una última firma en el escenario de una batalla colosal. Sus ojos estaban cerrados, y por primera vez, su rostro mostraba una paz casi serena.

Kiyomi y Sasuke, apenas sosteniéndose de pie, observaban el resultado de aquella batalla devastadora. Ambos estaban cubiertos de heridas y quemaduras, el Susanoo de Kiyomi se desmoro rápidamente junto al ultimo vestigio de chakra de la ninja, sus restos protegiendo sus cuerpos heridos.

De ultimo momento logro tomar a Sasuke con su brazo Susanoo para que el chico no muera por aquella explosión purpura

Kiyomi tosió y sintió un sabor metálico en su boca; la sangre brotaba y se acumulaba en sus labios y en sus ojos estaba prácticamente siega, necesitaría un trasplante. Intentó limpiar el reguero, pero sus fuerzas apenas alcanzaban. Se tambaleó y logró acercarse al cuerpo de Naruto, que reposaba en silencio. Inclinándose con lentitud, posó dos dedos en el cuello del chico, buscando un latido, alguna señal. El eco del silencio fue suficiente para entender.

-Está... muerto -murmuró, aunque las palabras apenas salieron.

Por unos segundos, Kiyomi sintió una punzada extraña que no lograba identificar. No era empatía, ni tristeza; Naruto había logrado impresionarla. En él había algo más que fuerza, algo que no encontraba en otros. Había luchado como un verdadero guerrero, desbordando potencial y determinación hasta su último momento. Aquello parecía fascinarla, pero era demasiado tarde. No obstante, Kiyomi intentó apartar aquella sensación sin éxito mientras una extraña calma se instalaba en ella.

Sasuke, agotado y lleno de marcas, apenas podía mantenerse en pie. Respiraba con dificultad, observando en silencio el cuerpo de Naruto, tendido e inmóvil en el suelo. Los recuerdos se agolparon en su mente: las veces que habían entrenado juntos, sus peleas, y el momento en que prometieron alcanzar sus metas. Todo eso ahora era historia. Una pérdida irremediable y, aún peor, una pérdida causada por él mismo. En su pecho, el peso de lo sucedido empezaba a destruirlo por dentro, una avalancha de emociones intensas se apoderaba de su ser.

-Naruto... -susurró, sintiendo un nudo en su garganta.

Sasuke cerró los ojos y sintió una presión profunda en su pecho, y cuando los abrió de nuevo, su visión había cambiado. Aquella tristeza y arrepentimiento genuino desbordaban en sus ojos, y el poder del Mangekyō Sharingan despertó en él. No como una herramienta de venganza, sino como un reflejo de su dolor, su tristeza y su deseo profundo de que las cosas fueran diferentes. Las lágrimas de sangre resbalaron por su mejilla, y con voz temblorosa murmuró:

-Hermano... Perdóname por favor.

Sukuna en el interior de Naruto solo pudo sonreír con maldad, esos ojos eran interesantes seria prudente esperando el momento indicado para obtenerlos

Fue entonces cuando sus fuerzas lo abandonaron, y Sasuke cayó de rodillas al lado de Naruto, incapaz de soportar el peso de la fatiga y el dolor emocional. Kiyomi observó la escena con detenimiento, una mezcla de fascinación y respeto en su mirada. Se acercó a Sasuke y, con un suspiro cansado, lo sostuvo antes de que su cuerpo tocara el suelo.

-Te llevaré a Orochimaru -susurró mientras miraba una última vez el cuerpo de Naruto. Su semblante reflejaba cierta pena, pero ella no podía detenerse. Había cosas por hacer, misiones que cumplir. Con cuidado, sostuvo a Sasuke y comenzó a alejarse, dejándolo todo atrás.

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⏰ Última actualización: Nov 12, 2024 ⏰

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Naruto: El Shinobi MalditoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora