Capitulo 34.

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El viento rugía a través del Valle del Fin, mientras dos poderosas fuerzas se enfrentaban en un choque épico. Naruto, con su control muy bueno de las habilidades de Sukuna, gracias a su ciervo que reestablece su energía y Kiyomi Uchiha, una prodigio del clan Uchiha, intercambiaban golpes, técnicas y miradas de reconocimiento. Ambos sentían la adrenalina y la emoción que solo una verdadera pelea podía ofrecer.

Kiyomi, con su mirada fija en Naruto, no pudo evitar esbozar una leve sonrisa de satisfacción. Este chico no era un simple ninja. Era un prodigio con un poder impresionante, y lo que más le llamaba la atención era su capacidad para adaptarse. Cada movimiento que hacía Naruto parecía mejorar, como si estuviera aprendiendo cada vez más rápido. Kiyomi sentía una emoción creciente por probar hasta dónde podía llegar Naruto.

"No eres como los demás, Naruto," dijo Kiyomi, su voz calmada pero con un matiz de excitación. Gracias a la muestra de poder de Naruto "Tienes algo especial... quiero ver hasta dónde puedes llegar."

Naruto, con una sonrisa desafiante en su rostro, sintió el mismo entusiasmo. "Estoy listo para todo lo que tengas."

Kiyomi no perdió tiempo. Sus ojos de Mangekyō Sharingan comenzaron a brillar intensamente. De repente, un Amaterasu negro y ardiente apareció de la nada, dirigiéndose directamente hacia Naruto.

Naruto, con una velocidad impresionante, saltó hacia atrás para esquivar las llamas, pero Kiyomi las controlaba con una precisión letal. El fuego negro lo perseguía, pero Naruto sabía que no podía depender solo de la evasión.

Lanzo un desmantelar potenciado, que hizo que Kiyomi retrocediera un poco.

"Madoka, ahora," murmuró Naruto, invocando a su Shikigami curativo. Madoka, el Ciervo de curación, apareció a su lado, y en un instante, comenzó a restaurar la energía de Naruto, revitalizándolo mientras esquivaba el ataque mortal.

"No está mal, pero no es suficiente," dijo Kiyomi, con un aire de desafío en su voz.

De repente, una manifestación de energía brillante color Negro rodeó a Kiyomi. Era su Susanoo incompleto, una forma colosal que apenas mostraba el torso y los brazos de la armadura espectral. El poder del Susanoo llenó el aire, y su mirada se intensificó. Los brazos de la entidad espiritual se movieron con una fuerza aterradora, lanzando ataques a gran velocidad.

Naruto, con su Rueda de Ocho Hojas girando rápidamente, comenzó a adaptarse a la velocidad de los golpes. Cada vez que recibía uno, su cuerpo reaccionaba mejor. Pronto, pudo anticipar los movimientos del Susanoo, moviéndose con una velocidad y destreza que le permitía esquivar los golpes o contrarrestarlos con su propia fuerza.

Sabiendo que necesitaba algo más que fuerza bruta para enfrentar a Kiyomi, Naruto decidió utilizar su capacidad estratégica, la misma que lo había llevado a superar grandes adversarios en el pasado.

Naruto: El Shinobi MalditoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora