Capitulo 34. Sonidos favoritos [1/2]

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SONIDOS FAVORITOS.

"Juntos, hacemos que las horas se conviertan en segundos

El peso del mundo se siente como una pluma

Porque lo mantenemos en nuestras manos"

(Beautiful Thing - Grace VanderWaal)

MAX VERSTAPPEN

Hundí las manos en su cadera, pegándolO más a mí y sonreí contra su cuello cuando lo escuché soltar un leve jadeo.

Ese leve sonido de su respiración, entrecortada, cuando sabía que el placer golpeaba en el se había vuelto mi segundo sonido favorito.

Sus dedos se abalanzaron sobre mi cabello manteniéndome ahí, y no desperdicié esa oportunidad. Tomé una pequeña porción de su piel entre mis labios, succionando, y con mis dientes tiré suavemente de ella, obteniendo un gemido de su parte.

Lo tenía entre mi cuerpo y el lavabo, con su espalda en mi pecho y para mí desgracia con su trasero en mi entrepierna. Tuve que controlarme, y no pensar en que lo único que separaba esas áreas de nuestro cuerpo era la fina tela de nuestros bóxers. Eché mi pelvis hacia atrás creando un pequeño hueco entre nosotros, para no incomodarlo, a pesar de que en ese momento solo quería presionarlo más sobre mí.

No sé cómo rayos habíamos terminado en esta posición si solo veníamos a bañarnos.

Froté mi nariz en su cuello, capturando su aroma dulce y me separé dejando un pequeño beso en su mejilla. Checo me miró ruborizado.

No pude evitar esbozar una sonrisa cuando noté como abría y cerraba los ojos como si quisiera traerse a el misma de algún sitio. Sus mejillas estaban rojas, y tenía una fina capa de sudor en su frente que le daba un toque hermoso.

Nos miramos a través del espejo que teníamos enfrente y sentí un pinchazo en mi ingle cuando echó su cuerpo hacia atrás dejando caer su cabeza en mi pecho, e inevitablemente generó esa fricción entre esas partes de nuestros cuerpos. Volví a separarme de el, pero dejé una mano en su cintura para hacerlo sentir recibido.

Por unos segundos nos quedamos sin decir nada. A veces solo simplemente pasaba, nos mirábamos a los ojos por largos o cortos tiempos, era como si encontráramos calma en la mirada del otro.

Subí una mano a su hombro, acariciándolo. En algunas ocasiones me costaba acostumbrarme a el. Sentía que tenía demasiado en las manos. Sentía que era frágil, que cualquier cosa que hiciera podría lastimarlo. Estaba muy acostumbrado a evadir esto, los sentimientos, las emociones, todo, era más fácil. Te cierras a un mundo en donde no te lastiman y en donde tú tampoco lo haces.

Sin embargo, con Checo no podía hacer eso. No podía evadir lo que sentía por el, causaba demasiado en mí, era como si bajara todas mis defensas con su... simple voz, con su mirada, con su tacto.

Las veces en que me encontré a mí mismo rehuyéndole fueron demasiadas. Era todo lo que Jos me había dicho que me iba a volver débil. Un eslabón fácil, así llamaba a Lando, por tener a Carlos y a Charles. Así llamó a George cuando tuvo a Carmen

Pero ahora lo tenía aquí, frente a mí; y mis manos solo querían sostenerlo, acariciarlo y protegerlo de todo. De todos. A veces también de mí y de mis estupideces.

Mi mirada se desvió inevitablemente a la cadena metálica que descendía entre sus pechos.

—Te das cuenta que no sabemos mucho del otro —soltó de pronto, llamando mi atención.

Cicatrices || ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora