Capitulo 23. Plan (Im)Perfecto

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PLAN (IM)PERFECTO

—Levántate, Checo.

Me moví soltando un quejido y llevé mi mano a la cara. Sentía los ojos pequeños y me costaba abrirlos. Necesitaba solo cinco minutos más...

—Levántate, vamos.

Tuve el impulso de frotarme la cara, todavía somnolienta, pero me quedé con las ganas. Ni siquiera pude reaccionar mucho a la situación, mucho menos cuando alguien tiró de mí con fuerza obligándome a sentarme sobre la cama.

—¿Qué ocurre? —entrecerré los ojos, buscando adaptar mi vista a la luz.

—Levántate, vamos.

—Pero...

—Shh.

—Max ¿Qué...? —abrí los ojos de par en par y fruncí el entrecejo, atónito por lo que sostenía en su mano—. ¿Por qué tienes un arma?

¿Qué rayos estaba ocurriendo?

Max estaba frente a mí, llevaba la misma ropa de anoche y su cabello rubio estaba revuelto en un aire muy mañanero y aunque sus facciones estaban levemente tensas se veía perdido y alerta. Como si estuviera más concentrado en otra cosa que en sus propias acciones.

—Levántate, ahora te explico —me dijo con urgencia.

Y casi como si se hubiera presionado un botón en mi sistema nervioso aun adormilado mis botones de pánico se encendieron.

Max me había tomado del brazo, tirando con fuerza de mí. Tuve que moverme rápido y dejar que mis pies actuarán por impulsos. No entendía qué estaba pasando, solo sabía que no quería esperar a averiguar porque rayos tenía un arma en su mano.

Nos colocamos detrás del muro de entrada, el cual era un pequeño pasillo de un poco y más de un metro.

Creo que estaba comenzando a hiperventilarme por la situación. Paseaba mi vista entré Max y la pared de madera que teníamos enfrente.

—Max... —lo llamé en voz baja.

—Quédate detrás de mí —soltó, colocando una mano sobre mi abdomen y empujándome hasta colocarme a su espalda.

Me agarré de su brazo, mis dedos estaban tensos y necesitaban tornarse en algo, si no lo sentía aquí me iba a desmayar o vomitar, la jugarreta de los nervios me ponía de pies a cabeza en un estado de estrés horrible, y no saber nada era peor.

¿A qué le rehuíamos?

Esto no se veía como algo bueno y el hecho de que no llevaba ni menos de cinco minutos despierto no ayudaba en nada, apenas y podía pensar con claridad.

Alcé la vista y vi como Max se mantenía tensó, su mandíbula estaba tan apretada que si lo seguía haciendo probablemente se la rompería.

—Max —me aferré con ambas manos a su brazo, buscando de cierta manera su protección—. ¿Qué ocurre?

Bajó la mirada para hacerme una señal de que me callará, pero la regresó al frente justo en el instante en que se escuchó la puerta abriéndose.

Sentí un escalofrío y como mi corazón comenzaba a latir de prisa cuando Max cargó el arma y la apuntó hacia el frente.

Hizo la acción casi como si la hubiese hecho un sin fin de veces. En ese momento fue como si se desprendiera de algo, denotó confianza y seguridad ante la situación en la que nos encontrábamos. No se veía como segundo antes asustado o perdido. En cambio yo, parecía un cachorrito asustado a sus espaldas.

Cicatrices || ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora