Capítulo 38

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Narra Carlos

Tomé las llaves del auto, Checo se colocó lo primero que encontró al igual que yo y salimos de inmediato.

– Max, deja de llorar, tranquilízate. – tenía suficiente con mis ganas de explotar a llorar, no necesitaba que Max también lloriqueara.

– ¡NO PUEDO! – contesta este gritando. – Apresúrate Carlos.

– Max, relájate, respira, no me cuelgues por favor, dime ¿Saben algo?

– Lo estabilizaron, pero dicen que su estado es crítico, pudieron revivirlo por así decirlo, pero que no saben cuándo... - dice volviendo a llorar. – puede suceder ahora mismo o en una semana.

– Bien, yo estoy por llegar, no me cuelgues por favor.

Max se tranquilizaba al escuchar mi voz, había dejado de llorar, llegué al hospital y corrí fuera del auto, sin preocuparme por cerrarlo.

Al llegar a la sala de espera, me encontré con Max, sentado en uno de los asientos, con las palmas de sus manos sobre su cara, mi corazón iba a explotar, sentía que este se me saldría del pecho, tenía una angustia enorme en mi pecho.

Me acerqué a él y toqué su espalda, dándole un leve susto, me senté a su lado y lo abracé.

– No quiero perderlo. – decía en mi cercanía. Max era pésimo para aguantar sus sentimientos, él estaba hecho un mar de lágrimas, yo no tardaría en estar igual que él.

Max levantó su mirada al notar que Checo se acercaba, soltó una sonrisa al verlo en las fachas en las que había salido del departamento. Checo desvía su mirada de la sonrisa de Max y entonces me aparto.

La madre de Charles entró a salvar mi incomodidad con ambos chicos, ella había pasado a ver a Charles, al parecer el menor había solicitado también mi presencia con él, agradecí y entonces entré al cuarto donde él se encontraba.

– Hola princeso. – dije al notar a Charles despierto, con esa sonrisa que tanto amaba, las lágrimas me invadieron, MIERDA, odiaba que Charles me viera así.

– Carlos, me parte el corazón verte así. – dice tratando de retener el llanto.

– Maldición Charles, me parte el corazón a mí, verte así. – dije señalándolo. – Los doctores dicen que en cualquier momento. – presioné mi dentadura, no quería decirlo.

– Entonces, dime todo lo que tengas que decirme ahora. – dice entre lágrimas.

– En realidad, hay algo que, si quiero contarte, debí hacerlo hace mucho tiempo. – dije metiendo mi mano en mi bolsillo, saqué un trozo de papel, por la expresión de Charles, supuse que ya sabía de lo que se trataba. – si quieres odiarme, estas en todo tu derecho.

Narra Charles

Al sacar aquella hoja, sabía de lo que trataba, reconocía la hoja, era mi lista de últimos deseos.

– Es mi... - dije con dificultad.

– Debí entregarla esa tarde, lo iba hacer, pero cuando lo noté ya te habías ido.

– Entonces... - dije desilusionado. - ¿Todo lo que hemos pasado fue una obra de caridad para ti? – dije con mis ojos derramando lágrima tras lagrima.

– No te atrevas a pensar eso Charles, todo lo que pasó entre nosotros, fue real, me enamoré de ti sin pensarlo, quería ser la luz en tu camino, y terminaste siendo la luz que iluminaría el mío. TE AMO CHARLES MARC HERVÉ LECLERC. – Al escuchar la sinceridad de sus palabras tomé su mano, acercándolo a mí, él se inclinó y me besó, era un beso lento, suave y era todo lo que necesitaba en ese momento.

Platicamos un rato, le permitieron quedarse a cuidarme, pasaría la noche en el hospital y Carlos no me dejaría solo en esta habitación.

Mientras observaba al chico de mis sueños dormir, tomé la hoja que horas antes, Carlos me había devuelto y la abrí.

Sonreí al notar que Carlos, había hecho el trabajo por mí, había tachado cada casilla de cada deseo que el hacía realidad.

Narra Charles

Decidí salir de la habitación donde me encontraba con Charles, solo para encontrarme con Max abrazado de Checo, seguramente más tarde me enteraría de la reconciliación. Fui hasta la máquina de café y compré uno, lo tomé recargado de una esquina, mirando las facciones de cada uno de mis dos amigos, la felicidad en sus rostros.

[...]

Ya habían dado de alta a Charles, el doctor del menor había solicitado su salida, ya que, según el doctor, Charles estaba en sus fases terminales, no había razón por hacer de sus últimos días un completo tormento encerrado entre cuatro paredes blancas.

– ¿Es necesario tener los ojos vendados? – dijo mientras aparcaba el auto frente a su casa.

– Muy necesario monegasco. – sonrió.

– Bien, ya callen, vamos a bajar, yo te quitaré la venda cuando tenga que hacerlo, tú no te preocupes. – dije y abrí la puerta del auto de mi lado, di la vuelta y fui hasta la puerta del copiloto.

Llevé a Charles hasta la puerta de su casa y la abrí, dejando entrar al chico, cerré la puerta cuando ya todos estábamos adentro, comencé a quitar la venda de los ojos y...

Fernando ¡SORPRESA!

Lando y Lewis: ¡FELIZ CUMPLEAÑOS!

– ¡IDIOTAS! – Dije tratando de no reír. – es una fiesta de bienvenida.

– Creí que era por su cumpleaños.

– Vaya, que risa. – dice mientras se carcajeaba.

"Tú Y Yo, Juntos..." Charlos adaptacion.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora