D I E Z

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Llegó el sábado, el día de la grabación de la campaña de anuncios para TJ Maxx. Briana y yo estábamos agotadas, ya que habíamos trabajado sin descanso el día anterior para asegurarnos de que todo saliera perfecto. Afortunadamente, nos compensarían el esfuerzo del viernes con un día libre el lunes para descansar. Sin embargo, a pesar de esa promesa, tuvimos que levantarnos a las 6:00 a.m. para estar en las instalaciones a las 7:00. A las 7:30, debíamos estar listas para recibir a los jugadores y asegurarnos de que todo estuviera en orden antes de que comenzaran a prepararse.

Cada uno de nosotros debía estar al tanto de las necesidades de los jugadores asignados y comunicar esas necesidades al equipo de TJ Maxx. Las que tenían un día más relajado eran Jen, Harriet y Briana, ya que sus jugadores tenían grandes contratos y venían con sus propios asistentes. Jenna, Rob y yo, en cambio, estábamos a cargo de jugadores que aún tenían contratos de novatos, lo que significaba más trabajo y estar pendiente de cada pequeño detalle.

La mañana fue larga, y lidiar con Jason lo hizo sentir aún más pesado. Desde el principio, nuestras interacciones fueron tensas. Aunque inevitablemente debíamos hablar por cuestiones de trabajo, él se mantenía cortante conmigo, dejando claro que su resentimiento seguía presente. Con Jenna, sin embargo, era un encanto. No pude evitar notar que a Rob no le hizo mucha gracia... ¿celos? Quizás.

A las 8:30 comenzaron las grabaciones. Jason no solo me trataba de forma fría, también lo hacía con Christopher, aunque a este último parecía no importarle en absoluto. Aun así, era imposible ignorar la tensión que flotaba en el aire. Jason hablaba de manera relajada y agradable con todo el mundo, excepto con Chris, y Christopher le correspondía igual, ignorándolo. No era la primera vez que sucedía, y los demás también lo habían notado desde días atrás. Aunque no había afectado su rendimiento en el equipo hasta ahora, sin embargo, si las cosas seguían así, no me cabía duda de que eventualmente lo haría.

Durante una pausa, como cada sábado tuve mi videollamada con Carlo, mi hermano. Por desgracia fue más corta de lo habitual, por causa de las grabaciones. Cuando corte la llamada con Carlo, escuché a Neil y Michael hablar con Rick sobre lo que estaba pasando.

—Ya dinos por qué están peleados —insistió Neil.— El lunes en rehabilitación casi llegan a los golpes, algo serio tuvo que haber pasado.

—Juro que no lo sé —respondió Rick, aunque su tono era dudoso.

—Eres su mejor amigo, seguro lo sabes —añadió Michael.

Rick negó nuevamente, pero no estaba segura de si mentía o no. 

Afortunadamente, las grabaciones concluyeron sin ningún contratiempo. Mientras recogíamos el equipo y desalojábamos el set, Chris, Bert y yo nos preparábamos para emprender el viaje hacia Vermont. A las 10:30 ya estábamos en la camioneta, listos para salir de la ciudad. El trayecto transcurrió en silencio, con el leve zumbido del motor como única compañía. Pero no podía dejar que las dudas siguieran rondándome.

Tomé aire, subí la pared divisoria de la camioneta para crear algo de privacidad, y finalmente reuní el valor para preguntar:

—Chris, ¿qué pasó realmente con Jason? Sé que está resentido, pero escuché que el lunes casi llegan a los golpes. ¿Por qué no me dijiste nada?

Chris suspiró, con una expresión que parecía mezclar cansancio y resignación. Sabía que no quería revivir el momento, pero necesitaba entender qué estaba sucediendo.

—Jason está... —se detuvo un momento, buscando las palabras correctas—. Está resentido por tu rechazo, y de alguna forma me culpa a mí. Como si yo te hubiera hecho cambiar de opinión o influido en tu decisión. El lunes fue peor de lo habitual. Él estuvo provocándome todo el día, y en un momento simplemente explote. Pero no llegamos a las manos, alguien nos detuvo.

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